lunes, 8 de octubre de 2007

Mitología Clásica y Tranformers (miércoles 3 de octubre)



En la mitología clásica a veces las cosas más valiosas se presentan con forma humilde: Zeus con apariencia de mendigo, un viejo caballo que es un regalo de los dioses...


Este verano, un poco antes de venir a Chicago, una noche de ésas que me sentía triste y sólo, me metí en mi desesperación a ver "Transformers". En ella (de la calidad es mejor que no hablemos), al joven protagonista le regala su padre un coche de apariencia destartalada que resulta ser un robot que ha venido a salvar el mundo que transforma el coche en un deportivo... por supuesto, además de salvar el mundo, se queda con la chica estupenda (lo mejor seguramente de la película) del instituto...


No parece que sea ninguno de estos casos el de mi coche... esperaré a ver si ocurre algo.


A la salida de clase, tenemos reunión de profesores. Noto cierta ansiedad. No consigo evitar que se me nublen por momentos los ojos. A la media hora hay que dividirse por cursos y asignaturas. Como doy tres cursos y dos asignaturas, decido desaparecer sigilosamente, respirar y volver a Chicago.


Y digo que no creo que se se esté cumpliendo ninguno de los casos mencionados con mi coche. Y llevo unos meses en lo que la siempre dudosa justicia cósmica está pareciendo resultar más inexistente que nunca conmigo. Pero como no creo que los buenos gestos sean siempre pagados, que las personas buenas sean siempre recompensadas, que los gestos de generosidad sean correspondidos... pero no me gustaría que me hiciesen eso a mí, y me sentiré incómodo si no lo hago, al llegar a Chicago, le pongo un papel al todoterreno con mis datos y diciéndole que siento lo de la puerta.


Tal vez sea una prueba de los dioses, el universo o el destino, que piensan que ya me merezco un cambio.


Estaremos atentos.

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