miércoles, 28 de mayo de 2008

Recetas de Venlafaxina y Lacan (martes 27 de mayo, madrugada del 28)

Caen pequeñas gotas de lluvia cuando entro al centro de salud de Raval. Mientras espero entre varios pakistaníes veo de nuevo los carteles en catalán, castellano y urdu apara evitar a sarna o las lumbalgias. También, no sé por qué, las mismas fotocopias en castellano para evitar el estreñimiento.

Mi médico es muy joven y amable. Me pregunta cómo estoy. Le comento que tengo cita para el 11 y que, por eso, hasta entonces, necesito más recetas. Hablamos de cómo la última vez el mismo farmacéutico me las cambió porque no había venlafaxina de 150mg genérico. Le comento que soy pro genéricos, que no me importa tomar más cápsulas. No es necesario, me hará recetas con la marca comercial.

La venlafaxina que tomo desde Chicago no parece que me haya hecho excesivo efecto. Aunque hoy, sin tomarla desde el domingo me dolía algo la cabeza y he caminado triste por el Raval. Pero parece que la venlafaxina, al menos en mi caso, no es ningún vellocino ni Grial.

Compro la venlafaxina, una pepsi, el diario Público, cojo el metro en Paral-lel. Dejo sentarse a una joven con melena cortada de manera cuadrada y aspecto un tanto nórdico que entra amamantando a su hijo. Bajo en Lesseps.

Después de caminar durante un rato localizo la Clínica Psicoanalítica de Orientación Lacaniana. Me gusta pensar que acaba de salir de ella una chica preciosa con larga melena morena. La secretaria me apunta en la lista de espera. Me comenta que en mi caso es positiva mi total disponibilidad horaria.

Aquí estoy, apuntándome en la lista de espera de una fundación que hace psicoanálisis gratuito (de orientación lacaniano) durante cuatro meses…

Vuelvo andando por el Paseo Sant Joan, Diagonal, la calle Mallorca, el Paseo de Gracia. Paro en La Casa del Libro cuando están casi cerrando. Compro un libro sobre los amores que conviene evitar.

En el metro de vuelta hay una chica muy guapa con un ipod negro que mira con ojos tristes a través de las ventanas. Lleva un abrigo negro de una marca inglesa que en Valladolid suelen llevar las personas de derechas (la propia marca parece seleccionar sus modelos más rancios y conservadores para el centro de España). Pero este es muy bonito. Como sus piernas que terminan en unas botas negras. O la melena castaña presa en un moño. Al levantarme en Paral-lel se me cae mi mucho más pequeño ipod blanco al suelo al intentar que no se me caiga nada.

martes, 27 de mayo de 2008

La Capitana Gó(neuro)tica (lunes 26 de mayo, amanecer del 27)

Sigue lloviendo. He regresado a casa bajo la lluvia desde la Plaza de Cataluña. Desde la terraza que da a Paralel oigo truenos, veo relámpagos mientras escribo estas líneas a las 6 de la mañana. La oscuridad está cediendo.

He regresado de acompañar a la Capitana Gótica (que, como todos los héroes de este blog, fue o nunca ha sido y no es), mi pequeña empresaria de Sarriá, a coger el autobús nocturno. Tal vez debía de haber hablado antes de ella. Tal vez. Otra de las pocas personas que mi estúpida y enclaustrada pasividad me ha permitido conocer de momento en Barcelona.

Habíamos quedado en una cervecería irlandesa junto a la Sagrada Familia. Mientras la espero, después de haber retrasado yo la cita media hora, veo por primera vez la catedral inacabada en persona. Hemos quedado para hablar de su última historia. Y todo me suena conocido. Y hay gestos que me parecen comunes. Que le recuerdo que son típicos de neuróticas. Que me parece haber vivido ya. Y pese a mis críticas, pese a mi pretendidamente didáctica ironía, no se enfada, entiende que, acertado o equivocado, lo digo de buena voluntad. Incluso me agradece esta infantil y pretendida pseudosesión de pisicoanálisis entre guiness y kebabs.

Y le recomiendo, le repito, me repito al repetírselo, que sea honesta con los demás, que sea honesta consigo misma, que intente descubrir qué cree necesitar, qué necesita verdaderamente,que me temo que el amor huye de la necesidad.

Todo es tan complicado, tan ambiguo, el mundo es tan complejo, lo que buscamos, lo que creemos buscar, lo que hacemos contradictoriamente en nuestra búsqueda.

Y no dejo de decirle que evite pensar sólo en sus sentimientos, pensar que la otra persona está en su mente, que piense que hay otra persona. Que hay dos personas en el sexo. Que nunca debe haber menos ni más. Que la igualdad de género debe de ser aprendida por las dos partes. Que ya no debe haber príncipes ni princesas o deben de serlo los dos. Que evite cometer los errores que, tal vez, tantas mujeres cometen, que alguna mujer creo que cometió conmigo… Intento, supongo, que evite errores que cometió la Chica Dulce levemente, que cometió fieramente otra mujer que soy inexplicablemnete incapaz de olvidar, incapaz de perdonar lamentablemente.

Y es, claro, un poco imposible no recordar hechos que no consigo dejar de recordar, no lamentar situaciones que siempre he lamentado… Y sólo espero aprender un poco de ellas.

Y olvidarlas también, mientras oigo el graznar siempre melancólico y confuso de las gaviotas, de los primeros vehículos del amanecer.

lunes, 26 de mayo de 2008

Lluvia (domingo 25 de mayo, madrigada del 26)

Este fin de semana apenas ha dejado de llover en Barcelona. Y no sólo en Barcelona.

viernes, 23 de mayo de 2008

Retazos de mi segundo mes con 31 (jueves 23 de mayo, madrugada del viernes)

Estoy levantándome tarde.

Estoy navegando por internet.

Estoy viendo cómo no puedo demostrar a la empleada de Renfe que el tren que me trajo de Valencia llegó más de una hora tarde y no 37 minutos.

Estoy comiendo unas tapas con el Capitán Honestidad.

Estoy cambiando una chocolateterapia por un masaje con Bambú.

Estoy viendo Indiana Jones IV en V.O.S. Detrás de mí hay una pareja, él un extranjero rubio, ella catalana, que se han traído un gatito al cine. El gatito maúlla durante la película. Ella le da de comer tras abrir una lata (supongo que para gatos). En su momento me molesta (soy de los que prefiere ver el cine en silencio). Escribiéndolo ahora en el blog suena bonito.

Europa “interlingua” y estúpida (jueves 23 de mayo, madrugada del viernes)

Ya es oficial. Ser inmigrante “ilegal” en Italia es delito. Caminar unos metros o ir en barco de un lugar a otro te puede convertir en delincuente. No hay que hacer más. Estamos hablando de países “democráticos”. De la Unión Europea. De madrugada, en el periódico “liberal” El Mundo, el 89% de sus lectores está de acuerdo.

Los ministros de exteriores europeos deciden que un inmigrante “ilegal” puede estar recluído 18 meses. Ir en barco o hacer un viaje en avión de un lugar a otro puede hacer que te detengan 18 meses. Esto aún tiene que votarlo el Parlamento Europeo.

martes, 20 de mayo de 2008

La interlingua (lunes 19 de mayo, madrugada del 20)


Antes de regresar con mi grupo de superhéroes, con el añadido del novio de una amiga que ha venido, durante más o menos un mes, a hacer un curso de formación de una plaza pública para la justicia catalana; antes como ya digo de regresar, no puedo evitar hacer algunas fotos al cartel de un bar que hay al acabar el Raval en la Ronda de Sant Pau, a unos cincuenta metros de nuestro edificio.

Desde poco después de mi llegada a Barcelona me había propuesto hacer unas fotos a este bar, un estupendo ejemplo de lo que es Barcelona, España, y este complejo y peculiar mundo del siglo XXI. En su simpático cartel podemos ver una gloriosa muestra de lo que es la lengua que se escribe y se habla en esta zona y en tantos lugares de Barcelona, España, Europa y el mundo entero.

En este cartel es difícil encontrar ninguna lengua en concreto. Ninguna oración o sintagma que respete la gramática de ninguna lengua oficial. Español (o castellano, son inútiles y absurdos los purismos…), inglés, “bangalí”… Todo en uno. Todo es uno.

Después de hacer cuatro fotos el que parece dueño del bar se me acerca y no puedo más que intentar dar una excusa mínimamente verdadera y razonable de mi actitud. Que si soy filólogo, que si me parece interesante la mezcla de lenguas… Le acabo informando de la “pequeña” confusión… Después de leerlo, dice: “Ahhhh… Se me ha mezclado en la cabeza”. Me informa que el resto es “bangalí”, supongo que Bengalí de Bengala, supongo que del mismo lugar que los tigres (entre otras tantas cosas, claro). El hombre es joven y resulta muy amable. Me pregunta que de dónde soy, le digo que de España, pero que del centro, de cerca de Madrid. Me pregunta que si es para un periódico. Le digo que no creo, pero que quién sabe. Le digo que vivo al lado y que vendré con mis amigos algún día después de que me informe de que tienen comida… Y de verdad que me apetece venir. Lamento al irme no haberme presentado y haberle preguntado su nombre.

Y luego hay tanto purista, tanto nacionalista (españolista, catalanista, italiano, de donde sea…) preocupado por las esencias… En este mundo que es tan parecido a como siempre ha sido, pero también tan distinto. En el que es inevitable, irremediable, conveniente, beneficioso que la gente (con más recursos) viaje, que la gente (con menos recursos) emigre… Y por supuesto que hay que regularlo de alguna manera, por supuesto que son positivas ciertas normas en las ciudades, los estados, las lenguas para que convivamos, para que podamos entendernos, pero con dignidad, dignidad para todos y todas, decencia, consciencia, conciencia, mentes abiertas… Porque deben de permanecer ciertos pilares, pero nada es ni debe de ser inmutable.

Con verdadero “liberalismo”, término tan corrompido y manipulado por la derecha.

Hoy que esta Europa aún desunida y asustada se cierra sobre sí misma, se intenta erguir como un fortín, construye decenas de centros de internamiento. Hoy, cuando en Italia Berlusconi promueve el racismo y la violencia contra rumanos y gitanos. Cuando el mismo Gobierno Español parece que corrige, erróneamente, su política inmigratoria. Cuando en Cataluña se preocupan a veces más de supuestas esencias que de las personas.

Pero el futuro es inevitable y nos pillará, de nuevo, inevitablemente desprevenidos. Vendrá borroso, sobre una bicicleta borrosa, y lo cambiará todo. Sin que nos demos cuenta

Hoy, ahora, en esta entrada, intento olvidarme un poco de mí. Porque yo soy yo y los otros. Sí, el mundo es muy complejo.

Paseo por Barcelona (lunes 19 de mayo, madrugada del 20)


Consigo salir de casa antes de las cinco de la tarde. Todo un logro. Antes descubro que parece ser que no voy a poder disfrutar de mi chocolateterapia. Hace falta estar totalmente depilado, según la amable mujer que me atiende al teléfono. Veremos por qué me lo cambian….

Barcelona es un hervidero de personas podríamos decir para desorientar al google y a tanto escritor original. La Rambla es siempre un continuo ir y venir de personas, en su mayor parte turistas extranjeros. Cuando necesitas preguntar por una dirección resulta difícil encontrar a alguien con pinta de ser de Barcelona para que te oriente.

Quiero lograr también comprarme un pantalón y una camiseta para ponerme por fin a correr un poco todos los días, pero el azar hace tiempo que me es esquivo y no hay la talla de los modelos por los que por fin me decido (y que me tal vez permitirían conceder un poco de dignidad visual a mi cuerpo).

Barcelona, en cualquier caso, pese a mi estado, pese a recordar siempre todo, momentos tan imperfectos que no logro expulsar de mi mente, me resulta siempre, aunque pueda sonar contradictorio, acogedora. Incluso me resultan bellas las calles del Raval, su mezcla de negocios tradicionales y los regentados por inmigrantes, su mezcla de lenguas y culturas. Las estrechas calles de la vieja Barcelona, algunas con una muy real necesidad de mejora, otras adecentadas levemente o renovadas con algunos edificios, en su mayoría de protección social, de una calidad y estética muy aceptables.

Finalmente hoy no he conseguido tampoco mucho. Regreso al piso después de parar en el supermercado.

viernes, 16 de mayo de 2008

31 VIII. Mayo de 2008 (madrugada del viernes 16 de mayo)

Veo en Días de Cine un reportaje sobre Mayo del 68 (y a la maravillosa Eva Green de Soñadores de Bertolucci). Han pasado ya veinte años. Y no sabemos bien lo que queda de él. Ni siquiera, aunque lo desee, Sarkozy lo sabe.

Qué queda de la revolución (por desgracia eso es demasiado visible), de la libertad… Qué queda de tantas cosas…

Queda, tal vez, cierta incipiente igualdad de género en el mundo occidental… Queda el dudar de todo, el relativismo para lo bueno y para lo malo. Queda un mundo prácticamente igual, pero con ideas nuevas. Queda también el revisionismo de tanto conservador, aunque no se diera cuenta en su juventud de que lo eran…

Y, a mí, qué me queda del 68 en esta vida y en este blog egocéntrico y tantas veces relamido… El desear lo que ell@s desearon, el creer que podré alcanzar lo que ellos intentaron alcanzar y no alcanzaron, vivir lo que ellos (aunque, algun@s, tal vez sí) no vivieron… La belleza, la libertad, la igualdad, la felicidad, los cuerpos…

En fin… Veremos en qué se traducen mis 31 años, el año que terminó, este nuevo año en mi vida que comienza. Este mayo de 2008.

(Hoy es el cumpleaños también de la Chica tal vez aún Dulce… Le enviaré un mensaje por si este apunte no basta)

31 VII. Retazos de mi primer mes con 31 (jueves 15 de mayo, madrugada del 16)

Estoy en un bar de Gracia con la Profesora Anarquista y sus amigos. Le estoy mandando un mensaje al móvil para decirle que no voy al Museo de la Ciencia.

Estoy volviendo en el metro de ver Iron Man en versión original subtitulada (así de cachondo soy). Y pese a sus inconsistencias, su burda visión de Afganistán y sus enemigos de final de fase, tiene cierta gracia. Y Robert Downey Junior siempre está bien. Y quién sabe qué dirán de ciertas películas, de ciertas obras, de ciertas expresiones en el futuro.

Estoy acostándome tarde, levantándome tarde, viendo Sé lo que hicisteis mientras tomo leche con colacao y mis infantiles galletas con cereales de Cuétara.

Estoy triste. Estoy leyendo los tres periódicos del domingo. Estoy fregando los platos. Estoy dormido.

Estoy comprando una dorada junto a una joven extranjera, pelirroja y muy guapa en la pescadería de El Corte Inglés. Estoy indicando a un joven extranjero, también muy guapo, dónde se encuentran las patatas.

Estoy viendo una pelea entre dos brasileñas, bolso y paraguas en mano, mientras espero que me abran la puerta en un edifico a las afueras de Barcelona. Estoy viendo la segunda mitad de Juno junto los amig@s de la Profesora Anarquista. Estoy escuchándolos en su improvisado y entrañable coloquio sobre la película.

La dependienta me esta diciendo que van a dejar de hacer mi colonia.

Estoy comiendo pan caliente mientras camino por el Raval.

Estoy comprobando en qué consiste el regalo que me han hecho El Capitán Honestidad y la Capitana Golfa, mi chocolateterapia y mi oxigenación de cutis en un centro de estética de los más pijos de Barcelona.

Estoy jugando al God of War II.

Estoy disfrutando mientras leo las noticias sobre la pequeña lucha intestina en el Partido Popular entre conservadores, muy conservadores y de extrema derecha.

Estoy intentando encontrar los Lauren Gracia para ver Todos estamos Invitados, de Gutiérrez Aragón, justo un día después que esas personas aún en el neolítico hayan cometido su último atentado. Estoy volviendo en el metro sin haberlo encontrado rodeado de erasmus.

31 VI. La vida que se repite o las chicas dulces sin azúcar (viernes 9 de mayo)

El mundo es muy complejo. O muy absurdo. O yo soy muy tonto. O la vida se repite. Puede ser que todo.

La Chica Dulce me vuelve a invitar a ir a Valencia y a Moraira. Nada más colgar se lo piensa. Vuelve a llamarme. Ya no está segura. Tal vez todo es demasiado rápido. Ya no iré “en secreto”. Le hablo lenta, dulcemente también, que se lo piense, no pasa nada.

Al día siguiente ya se lo ha pensado. Sí, quiere que vaya. Lo ha “consultado”. Es una tontería. Tiene “demasiado tiempo para pensar” y complicar las cosas. Pasan los días. El día antes un mínimo comentario sobre estrategias múltiples femeninas y sinceridades varias hace que cuelgue rápido.

Le mando un mensaje simpático por la mañana. Me llama contenta. Al poco una leve “plorera”. Intento tomármelo con calma, ser comprensivo, dulce de nuevo. Hago gracias (algunas sexuales). Todo parece arreglado.

Y de nuevo es la Chica Dulce de siempre. Y yo un poco tonto como siempre conociendo familiares. Pero bueno, no importa. Es mucho mejor que algunos pasados y nos han llenado el frigorífico (lo que en mi caso no es tan fácil). Moraira sigue como siempre. La Perrita Cancerígena sigue teniendo ojitos de ewook y sigue sin entender la intimidad humana. La noche es agradable. Y la mañana. La siesta es inesperada y agradablemente placentera.

Después vienen sus amigos conservadores. Pero son agradables, y aunque nada es extraordinario, todo es al menos relajante. Y el domingo por la noche, después de cenar, buscamos con su coche una red wifi a la que poder conectarme para responder a una oferta de empleo de una empresa norteamericana de encuentros por internet. Ella se va a la cama. Acabo a las siete de la mañana. Me acuesto. En la habitación somos tres.

Por la mañana la llaman para una entrevista de trabajo. Tiene que estar al día siguiente en Valencia. Me quedo en Moraira. Paseo con la Perrita Cancerígena, la limpio con toallitas de bebé. Me mira. La miro. Nos miramos. Duerme junto al sofá en el que leo el periódico. La dejo dormir sobre la cama.

La Chica Dulce vuelve al mediodía. Todo parece volver a los días tranquilos y de pieles tibias pasados. Pero algo parece haber cambiado. Algo es distinto. No es la Chica Dulce conocida, no es la Escolapia del Infierno. Es otra cosa. Tal vez la realidad. La seriedad. El evitar. Las caricias se desperdician. Tal vez por la ovulación, por las dudas laborales. Pero todas las vidas son complejas. Y es demasiado pronto para que ocurra esto. Para sentirme así. El regalo que era todo queda desaprovechado.

Y yo, que con tanta precaución lo he explicado todo demasiadas veces. Que con tanta precaución avisaba de la premura y lo incierto de la palabra “compromiso”, que intentaba ser siempre honesto, me siento idiota otra vez. Siento que otra vez, no sé por qué, he sido, he de ser la medicina. Yo, que en estos momentos, tan necesitado estoy de ella. Yo que me conformaba con la tranquilidad de unos días, de una piel tibia, que intentaba obviar tantas cosas como en mi vida son erróneas y desordenadas. Vuelvo a sentirme equivocado.

Pero esta vez no quiero repetir. No quiero volver a equivocarme una y otra vez. Es demasiado pronto para que sucedan ciertas cosas. Es demasiado pronto para que no se valoren, para que no se deseen ciertas cosas. Y no quiero volver a equivocarme de la misma manera. Quiero que mis equivocaciones no se repitan. Que se repitan lo mínimo. Y no es sólo sexo, aunque también. Es que hay una persona frente a otra.

Llueve el día del regreso a Valencia. La entrada del apartamento se ha anegado de agua. Llueve levemente mientras los tres esperamos a que llegue el tren que me llevará a Barcelona. La Perrita Cancerígena es la única que no se siente incómoda. Dentro del tren tengo que esperar una hora por problemas técnicos.

Y hay mensajes de perdón. Hay dulces mensajes de disculpa. Aunque también ambiguos y desconcertantes. Pero es demasiado pronto. Y estamos, sí, aún “un poco idiotas”. Pero yo estoy también un poco roto como para arreglar a nadie o a nada. Como para no poder disfrutar nunca de lo que debería ser un poco más sencillo. Como para no poder simplemente dejarme llevar y ser mecido y acariciado.

31 V. La profesora Universitaria Anarquista (domingo 20 de abril)

Estoy en ninguna parte a las afueras de Barcelona. Estoy a la salida del metro. Es la 1 de la mañana.

He quedado con una antigua conocida de tiempos de Alternativa. Una chica anarquista y pizpireta. Ya profesora de universidad en Tarragona. Nos conocimos hace años, en uno de esos encuentros de asociaciones universitarias tan divertidos y tan destartalados. Vino a uno organizado por nosotros en Valladolid. Tuvo una relación que no me atrevo a describir con uno de mis compañeros. Luego nos volvimos a ver en un Foro en Málaga. Nos reímos de los tópicos (ideológicos y humanos) progresistas. Aunque su opinión sobre la prostitución y la pornografía quizás lo sean, en parte, un poco. O sobre el aborto. Tal vez lo sean mis opiniones. En cualquier caso siempre agradable. Siempre sonriente ante mis ocurrencias (lo que supongo que siempre nos acaricia la autoestima a los hombres). Nos mantuvimos en contacto con leves destellos de messenger. Estuve en su penúltimo piso hace dos veranos. Acompañado. Antes de ir a Edimburgo. Nos invitó a comer. Ha pasado tanto tiempo y tan poco.

Desde que he llegado a Barcelona no hemos conseguido vernos. Finalmente vengo a Hospitalet. Salen de un concierto al que he sido invitado, pero Rosendo no es para mí.

Sigue igual de simpática, igual de acogedora, igual de hospitalaria. Hablamos un poco de nuestras vidas en una especie de discoteca. De mi vida. De la suya (aunque calla tanto). De psicología. De Reich y Lowen, yo, de Fromm y El Arte de Amar, ella. De problemas semejantes. Todavía tiene juicios con un antiguo novio. Pero se muestra tenaz. Siempre hiperactiva. Ahora se la ve feliz con un novio callado y amable. Me informará de todos los planes que tenga su gran grupo. Los invito a comer un domingo que puedan.

Vuelvo en el metro. Me conecto a internet. Tomo leche con colacao y mis infantiles galletas con cereales de Cuétara.

miércoles, 14 de mayo de 2008

31 IV. Alternativa vuelve a ser lo que debe ser y donde debe estar (martes 15 de abril)

Al poco de que un amigo/compañero de Alternativa me contara muy rápidamente lo que la batería de su móvil le permitió regresando de Segovia, que los resultados parecían buenos, tenía una llamada perdida de una vieja compañera, otra “viejuna” según la foto que han colgado de la fiesta en la página en internet.

Parece que las cosas han vuelto a la normalidad. Después del calamitoso resultado de hace dos años (así somos en la izquierda, y lo hicimos mal desde los estudiantes hasta los candidatos a rector, y lo hicieron bien en la derecha, obviando algunas pequeñas cuestiones técnicas referentes a la moral y la legalidad), Alternativa ha vuelto ha doblar en votos y claustrales a l@s niñ@s del Partido Popular.

También parece que la división de éstos en simples derechistas y opusdeianos (aparte de rencillas personales, supongo), tampoco les ha ayudado. Y la unión de las diferentes tendencias de izquierdas (y un buen trabajo este año, intuyo), nos ha vuelto a beneficiar.

Y yo ya tengo 31 años. Y ya no estoy en Alternativa. Y no es algo que vaya a modificar esencialmente el mundo. Pero pese a todo creo que es positivo. Que está bien. Y me hace un poco más feliz.

31 III. Un año más (lunes 14 de abril)

Sí. Un año más. Un año más en mi vida. Aunque un año especialmente distinto. El anterior que fue una montaña rusa emocional. Éste, en el que el carrusel fue parando hasta encontrarse en lo alto de una cima que no parecía tan alta, pero que estaba al borde de un abismo, al que caí y del que empecé a salir poco a poco, despacio, hasta este presente en el que me encuentro, aún abajo, pero subiendo, creo, y al menos sin ángulos rectos.

Después de volver Valladolid, no especialmente contento, intenté organizar una pseudofiesta de cumpleaños, como siempre mal y en el último momento. Como se podía imaginar, no vino toda la gente que hubiera deseado. Apenas nadie de Valladolid. Tampoco mi amigo escocés o mi amigo norirlandés a los que avisé apenas un par de días antes. Sí vino la Chica Dulce. También estuvieron la Capitana Golfa y el Capitán honestidad, claro. Y una pareja de amig@s más a los que aún debo poner nombre.

Y lo que podría haber estado muy bien no estuvo mal. Lo que podría haber estado mal, sólo lleno de recuerdos, recordando lo olvidable y deseando lo indeseable, estuvo bien. Y la presencia de la Chica Dulce ayudó.

Ayudó empañar los cristales de la habitación. Comer apenas nada en cafeterías modernistas con menúes absurdos. Ayudaron las llamadas telefónicas desde Valladolid, desde Chile. Ayudó ver cómo la Chica Dulce se transformaba en la Escolapia del Infierno (un nombre mucho más idóneo para su mascota, la Perrita Cancerígena) por culpa de las hormonas y las enzimas. Ayudó reírse con ello. Disfrutar con ello. Tranquilo. Sin ansiedad. Sin miedos. Incluso no viendo en ocasiones El Club de la Lucha a la hora que tampoco fue de la siesta. Hasta la hora en que tocó que se marchara.

Ahora comienza un nuevo año en mi vida. Seamos optimistas por momentos.

martes, 13 de mayo de 2008

31 II. Alternativa, recuerdos y la puñetera nostalgia (lunes 7 de abril)

Estoy en un autobús de Alsa volviendo a Barcelona. Han sido unos días extraños. He visto a algun@s amig@s. No he visto a tod@s los amig@s que quería ver.

Es agradable notar que se acuerdan, que se han acordado de ti, que consideren que formaste, en mayor o menos medida, de mejor o peor manera, parte de algo.

Estoy en la fiesta/aniversario de mi antigua asociación universitaria, Alternativa Universitaria. Se celebra en el típico bar/lugar alternativo/progresista/medioanarquista. Hay bastante gente. Se supone que tendré que hablar, junto a otras personas ya no tan jóvenes, de una parte de su historia, mi historia, ya pasadas. El ambiente, entre gente muy joven, conciertos y cervezas, no parece el más indicado, pero tampoco es lo más importante. Dentro de diez días hay elecciones al claustro y es positivo crear ambiente, más que los discursos de nosotros, los ya “viejunos”. Por supuesto los discursos no son lo que deberían, pero hay buen ambiente, y no es lo más importante.

Es agradable, pese a mi estúpida situación/actitud mental ver que aún hay cierta empatía con ciertas personas, recordar detalles del pasado (manifestaciones, encierros, elecciones, claustros, debates, noches de copas, asambleas…), la que fue una gran parte de mi educación social y mi formación ideológica… No tanto en lo sentimental. Pero sí en cuanto a conocer gente, aprender a relacionarte con ella, conocer estamentos y entidades, defender ideas, cometer errores, no sé si aprender… No tanto en lo sentimental… Aunque todo está relacionado.

Como lo está todo también de manera absurda en mi cabeza. Y no puedo evitar momentos de tristeza viendo edificios, lugares donde me he tomado copas, personas con las que estuve cuando estaba, tardes, noches, amaneceres, mañanas…. La novia de un compañero parece que lee este blog se muestra muy efusiva y cariñosa y se alegra de que esté, pese a todo, mejor en Barcelona….

No puedo evitar estar un tanto nervioso o dar excesiva tranquilidad a mi familia (a mi madre), en la despedida… Supongo que, pese a sus esfuerzos, nuestras madres no nos dan siempre la tranquilidad deseada. Supongo que debería esforzarme yo en dársela…

Barcelona se desespereza a mi llegada…

31 I. Moraira, la Chica Dulce y la Perrita Cancerígena (viernes 4 de abril de 2007)

Estoy viajando en un tren hacia Valladolid. He pasado cuatro días en la Comunidad Valenciana, o en el País Valenciano o cómo quieran llamarlo los que se consideren de un pueblo mítico u otro. Una noche en Valencia y dos días y medio en un pueblecito de Alicante llamado Moraira. La Chica Dulce me invitó a pasar unos días con ella y con su pequeño West Highland Terrier hembra en el apartamento familiar. El 5 he confirmado mi asistencia a una especie de fiesta/aniversario de mi antigua asociación universitaria. Decido aceptar la invitación, e intentar disfrutar del presente y retomar el contacto con mi antigua (aunque realmente hace poco tiempo) vida vallisoletana.

Una vez más, con treinta años ya, me veo en la tesitura de pasar la noche con sigilo en el piso de su madre, de viaje, en Valencia. También ceno con una pareja de amig@s suy@s de la ideología estadísticamente más posible en esta zona de España. La familia es la familia y parece que, a veces, hay que heredar su ideología aunque no sepas muy bien por qué, ni represente el presente, ni sea propia de una sociedad en el S. XXI y laica. Pese a todo, son agradables (más que algunos supuestos progresistas), y supongo que intentamos moderarnos en nuestras opiniones por educación y cierto sano protocolo. También hablamos de ansiolíticos, antidepresivos, psicólogos y psiquiatras.

Conozco a su Perrita Cancerígena. Una simpática y regordeta perrilla de 8 años que te mira con ojos de ewook. También tiene cáncer de colon, lo que hace que haya que limpiarla con toallitas de bebé después del paseo. Como hay que limpiar a veces el suelo del piso por unos hábitos de higiene no aprendidos. Pese a todo, parece que ambas lo llevan bien. En ocasiones, está demasiado cerca y no acaba de entender lo que es la intimidad entre dos seres humanos.

Moraira es un pequeño pueblo de la costa levantina. Ahora, a principios de abril y sin ser ninguna fecha en especial está tomada por extranjeros. Éstos tienen la suerte de ser, en su mayoría, rubios y europeos. Está también muy tranquilo.

Y los días son también tranquilos. Y la temperatura es la justa como para que sea agradable. Que el calor no sea excesivo. Que el frío se pueda superar entre las sábanas. Que el olor y el roce de la piel provoquen el calor que evita el frío.

También hay momentos divertidos. Ver cómo las chicas de Valencia notan más el alcohol porque tiene unas hormonas /enzimas diferentes. Distraerme un poco cuando parece que va darse un nunca imaginado trío (nunca he pensado demasiado en ellos, pero siempre los imaginé entre seres humanos). Fregar el suelo por la Coca-Cola que se cae al ir a cambiar las sábanas….

Y despedirse el viernes por la mañana de Moraira y de Valencia después de discutir con un simpático taquillero de Renfe y llamarle facha harto de su mala educación tan simpática…

lunes, 12 de mayo de 2008

31 Años, meses, días extraños (domingo 11 de mayo, madrugada del 12)

Hace ya más de un mes desde la última actualización de este blog. Hace un mes que cumplí treinta y un años. Todo es un poco igual, aunque haya pasado un poco de todo. El tiempo mitiga, supongo, las emociones del momento, aunque también neutraliza subjetividades excesivas. La reflexión otorga también, supongo, cierta consistencia a la realidad.

Intentaré hacer un resumen cronológico de este mes, de estos días, como lo este blog de, ya casi, este último año…

Intentaré actualizar este blog de maneras más evidentes… Intentaré que no sean sólo párrafos y párrafos… Y que mi maldita, naïve y ramplona melancolía no lo invada todo…