sábado, 6 de junio de 2009

Breve discurso (sobre la UE) con perro ( sábado 6 de junio)


  
   Argos gime, ladra suavemente, contrae sus músculos y mueve las patas y la cabeza mientras duerme hecho un ovillo sobre la alfombra.
 
   Yo, dejo de leer el periódico y lo observo desde la cama. Lo acaricio sin que se de cuenta.
 
   Qué puede soñar un perro, quién estará en sus sueños.
 
 
    Seguramente los sueños de un perro no serán tan distintos a los de un ser humano.
 
   Desde la ventana de mi habitación veo llover sobre la ciudad. Las copas de los árboles, los tejados de los edificios, la torre de la catedral en la distancia.
 
   En otro tiempo, hace años, hoy sería un día diferente. Habría vivido con más interés y pasión la campaña electoral. Habría debatido, ido a algunos mítines. Habría intentado convencer a algunas personas de la importancia del voto y a mi padre para que no votara.
 
   Hoy es hoy, y es también un día diferente. He seguido la campaña por internet y los periódicos, pero no he sentido pasión, no he ido a mítines, no he debatido.
 
   La campaña, los partidos, sus personas, tampoco lo han facilitado, o me lo han hecho todo más fácil.
 
   Y sin embargo, ahora que dudo aún más de todo, ahora que mi mente está un poco más confusa, sin empleo, sin dinero, desconectado de las cosas y las personas, ahora que mis sueños se parecen, seguramente, a los sueños de mi perro, sigo pensando, intento seguir pensado que algunas cosas tienen sentido, que hay personas y personas, que algunas personas merecen la pena, que algunas ideas pueden cambiar las cosas.
 
   Y aunque el mundo es caótico, complejo e imperfecto, los seres humanos humanos seres humanos, la verdad ambigua y escasa…
 
   Y aunque veo cobardía disfrazada de prudencia en la gestión de la economía, cierta inercia ante el futuro… Ahora, cuando los hechos se empeñan en gritar lo absurdo del sistema, cuando resultaría más sencillo explicar algunos conceptos (la importancia del Estado, la falsedad del capitalismo), cuando ya no hay espacio para más pisos, más coches, más productos… ´
 
   Sí, ahora, pese a todo ello, por todo ello, sigo creyendo, sigo intentando creer en la izquierda…
 
   Mañana no iré a votar. Lo hice ya, hace una semana, por correo. Mi estancia caótica en Barcelona cambio también mi empadronamiento. Aunque en unas elecciones europeas eso no importa.
 
   Y hoy, este sábado 6 de junio, este día que es este día, tan diferente, escribo esta entrada. Intentando creer, intentando tener esperanza. Defendiendo un modelo lejano pero posible de sociedad, de mundo,de Unión Europea.
 
   Mientras veo llover sobre la ciudad desde la ventana. Las copas de los árboles, los tejados de los edificios, nubes blancas y grises, un arcoíris, la torre de la catedral en la distancia.
 
   Intento soñar, humildemente, como sueña mi perro.