jueves, 29 de enero de 2009

Jenna the Astrologer y tantas vidas en tránsito… (miércoles 28 de enero, madrugada del 29)

intro 

   Creo que no llegué a contarlo.

    A finales de octubre de 2007 en Chicago tuve la brillante  idea de invertir no recuerdo bien si 50$ en una vidente. Hacía tiempo que lo había pensado. Había un cartel de luces de neón junto a la parada de metro de la Western. Era un cartel con cierto encanto junto a un autodealer, enfrente de un MacDonald’s, en un edificio destartalado.

   Era sábado. Venía de conocer a una chica que no había resultado ser nada interesante. Se me había pinchado la rueda trasera de la bicicleta. Volvía en metro con la bicicleta a cuestas. No era mi mejor día. No estaba en mi mejor momento. No lo hice por un sentido lúdico.

         La “vidente” era una mujer mayor, de más de 60 años. Parecía hispana pero no parecía hablar español. Después de una breve negociación quedamos en que por 50$ me leía la mano y las cartas.

   Según ella, la  mujer en la que aún estaba pensando ya estaba con otro hombre. Conocería a una mujer en el abril próximo con la que habría una gran conexión, y si sabía aprovecharla tendría, me parece recordar, dos hijas con ella. Acabaría viviendo en la costa, en un lugar cálido, con ella y mis dos hijas.

   Me dijo que alguien había intentado hacer daño a mi familia hace años y no sé bien qué relación de todo ello conmigo.

   Chicago no sería mi lugar.

   El éxito profesional también estaba al alcance de mi mano. Debería dedicarme con todas mis fuerzas a algo que había deseado desde niño.

   Me pidió 10$ más para poner una vela por mí en una iglesia a no sé qué santos. Me pidió que volviera en una semana

   ¿Acertó en algo? Sí. ¿Lo descubrió en las cartas o en mi mano? No. ¿Volví? Tampoco. ¿Puede que suceda o que sucediera algo de lo que vaticinó? Puede.

  Porque sí, el mundo es muy complejo, y absurdo, y si tuviera mejor humor me reiría de todo ello en estos momentos.

   Pero no tiene, no hay soluciones sencillas. Las soluciones sencillas no suelen ser buenas soluciones.

   Compruebo como gran parte de las visitas a este blog, y más concretamente las provenientes de Latinoamérica se deben a esta maravillosa mujer, a esta maravillosa creación, a la entrada que escribí sobre  Jenna the Astrologer.

   No busquen más. No lo piensen más. No existe. La anterior entrada pretendía hablar precisamente de ello: hablar de cómo es de absurdo y complejo el mundo y de cómo no hay soluciones sencillas.

   Espero que se entendiera la alusión a Jenna the Astrologer. Pretendía basarse en la ironía..

    No busquen más.No hay soluciones sencillas.

   En este chocar de átomos que los es todo, en este chocar de átomos que nos forma, tal vez se haya dado una combinación que conozca como chocará el resto. Incluso una combinación de átomos con alguna personalidad que nos haya creado al resto. Pero hay pocas pruebas. O ninguna. Y, desde luego, no lo hará por correo electrónico dándole sólo cuatro datos.

   El mundo es un poco más complejo que eso.

   Lo átomos son un poco más imprevisibles.

   El pensamiento mágico tiene más de mágico que de pensamiento.

    Hace unos años descubrieron un decimotercer signo astrológico: Octopus.  Pensaron que no valía la pena decir que todo lo dicho hasta ese momento era un error. Era mentira. No dejaron al pobre Octopus desordenar el absurdo y asentado orden astrológico, No obtuvo su lugar en el horóscopo.

   También tuve una amiga que leía las cartas. A veces era divertido que te las leyera con dos copas.  Tampoco recuerdo que acertara nunca.