martes, 30 de septiembre de 2008

Siete días. Una semana (lunes 29 de septiembre, madrugada del 30)

En siete días, en una semana, estaré en Hong Kong.

Después de creer encontrar parte de lo buscado, ingenuamente, a unos no tan tiernos 28 añitos y descubrir, dolorosamente, que no, que era justo lo contrario de lo que quería encontraren mi pequeña capital de provincia y de una extensa y casi desértica región (o Comunidad autónoma, o nación, o lo que haga falta, o lo que sea).

Después de huir, o seguir buscando, buscándome, y perderme en una deprimida escuela de un deprimido distrito al norte de Illinois y un apartamento que debería haber sido acogedor y feliz en Chicago.

Después de seis meses acogido (hasta que el tiempo y la realidad marcaron lo contrario) en Barcelona, sin encontrar tampoco, aunque también con las fuerzas muy menguadas en la búsqueda.

Aquí estoy de nuevo. Con altibajos, sí. Aún aturdido, sí. Pero de nuevo en la búsqueda.

Y, así, después de un mes no sé si descansando, o recargando fuerzas, o deseando que algo, de una puta vez, se cumpla, en esta mi pequeña capital de provincia y su extensa y desértica región, Comunidad Autónoma o lo que sea, en siete días, en una semana, estaré en Hong Kong…

Y mientras, sigo investigando y navegando por el mundo de los estimulantes, los exfoliantes y las vitaminas…

Paseo con mi, ya, viejo perro (catorce años son tantos para él y en ellos he aprendido yo tan poco) por esta ciudad a la que miro desde cierta previsora distancia, también sentimental.

Sigo pensando en cosas y recordando personas que aún rozan mi hipotálamo. Sigo mirando las luces de ventanas de balcones de pisos en los que nunca debería haber estado.

Recorto las páginas que considero que aún debería leer de los periódicos, revistas y suplementos dominicales que acumulo de manera absurda y compulsiva. Leo reseña de películas que vi hace casi dos años, cuando todo parecía tan distinto… Leo una entrevista al crítico literario del “Chicago Reader” de hace casi dos años…El mundo es tan absurdo y clarividente…

Actualizo de este blog de manera titubeante mientras parece que los grandes economistas cometieron un pequeño error de cálculo y los grandes bancos occidentales se hunden.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Breve, espero, inercia (domingo 22 de septiembre, madrugada del 23)

Aquí estoy. Aquí llevo más de 20 días en esta mi ciudad, esta pequeña capital de una Comunidad Autónoma (o región o lo que sea) sin fin y sin gente. Intentando disfrutar de la serenidad de la quietud y los deseos y atenciones imperfectos de la familia.

Nada notable ha ocurrido. Los planes siguen siendo los mismos.

He visto con una vieja amiga esa obra de arte llamada Wall-E.

He tenido algunos sueños desagradables con extrañas imágenes que la biografía “resumida” de Freud de más de 600 páginas que aún no he comenzado a leer aún no me ha enseñado a desentrañar. Otros mucho más descifrables.

He decidido prescindir del zolpidem para dormir y el sueño me tarda en llegar. Cambio la sertralina por el hipérico.

Paseo por supermercados.

Compro algunos días hasta tres periódicos.

Leo y me informo sobre drogas, psicoactivos, marcas blancas, mi próximo destino geográfico y vitaminas.

Aún no me reencontrado como ser humano y aún no me he reencontrado con su género.

He visto a un cangrejo rojo sacudirse, retorciéndose de espaldas en el mostrador de una pescadería, mientras una caja le aprisionaba una pinza. Y me he quedado sin saber qué hacer, mirándolo durante un minuto en la puerta, cuando volvía con mi perro de la biblioteca.

Pero los planes siguen siendo los mismos. Hong Kong. Y encontrarme, reencontrarme como persona, recontarme con el resto de las personas. Encontrar una nueva vida y ser feliz en ella.

Y mientras ultimo los últimos detalles, actualizo este en el piso de mi hermano y su pareja, desde el ordenador de ella. Mientras leo en las noticias que la bolsa se hunde y los gobiernos neoliberales se hacen extrañamente keynesianos e intervencionistas para salvar al capital y a sus dueños.

El mundo sigue siendo muy complejo y este blog raído, confuso y arrítmicamente actualizado es todo lo contrario de lo que debería ser un blog. Supongo.