sábado, 13 de octubre de 2007

Diario de un Hombre Torpe (sábado 13 de otubre)

Én estos momentos debería estar en Hong Kong. No hubo suerte. Trabajo en "Waukegan". Vivo en Chicago.

Ahora debería (¿debería?) ser casi feliz, estar enamorado, conocer gente, otra sociedad, otro país, echar de menos con cariño y hablar por teléfono, con cualquier soporte informático, ayudar, ser ayudado, y planear viajes, navidades, conocer El Cañón del Colorado, Nueva Orleans, Nueva York, California...

En estos días debería despertarme con otro sentimiento en el pecho, y las imágenes deberían producir también otros sentimientos.

Hay veces, muchas veces, en las que me siento torpe por no poder olvidarme de mi pasado reciente, por seguir sintiéndolo. Me siento torpe por no poder expulsar sentimientos, por no poder limpiar y vaciar mi mente y mi corazón. Por no poder disfrutar el presente sin que ellos estén allí recordándome que todo debería ser de otra manera.

Me siento torpe por no haber detenido lo que debería haber detenido hace casi dos años. Por no haberlo parado ninguna de las veces. Por no haber conseguido, ya que no lo detenía, solucionarlo.

Y aquí estoy, con este problema de dos qu sólo tengo yo, que sólo siento yo. Con este problema que nunca tuve cuando era sólo uno. Con este problema que por instantes no veía cuando creía que éramos dos.

En la Oficina de la Seguridad Social II y Fiesta en el Instituto Cervantes (jueves 11 de octubre)


Parece que en la Oficina de la Seguridad Social siguen sin tener ningún dato mío, me piden que vuelva al día siguiente con mi pasaporte. Empiezo a estar un poco molesto, siendo benévolos.

Llego tarde (la visita a la Oficina de la Seguridad Social tenía que tener algo de positivo...) a una de tantas reuniones para nuevos profesores... Lo justo casi para ver cómo acaba.

A las 6 de la tarde hay una fiesta en el Instituto Cervantes montada por la Embajada Española para celebrar el Día de la Hispanidad. Empieza con un concierto de piano. Prefiero bajarme junto a mi barrio, dejar las cosas y ducharme antes de ir.

Me ducho con tranquilidad, cojo la blueline, allí pregunto, me recomiendan bajarme y coger el autobús 66. Lo cojo, camino por E. Ohio hasta West Ohio, como estoy hablando por teléfono me lo paso, regreso.

Cuando llego ya ha terminado el concierto de piano. Hay una
exposición de Eduardo Chillida , Jorge Oteiza y Julio Hernández, Juan Hidalgo, Rogelio López Cuenca, Elena del Rivero, Carmen Calvo, Naia del Castillo, Pablo Picasso, Joan Miró, Salvador Dalí, Antonio Saura y Vicente Ameztoy.La fiesta me recuerda a tantas otras de este tipo de saraos. Gente arreglada, gente mayor, jóvenes menos arreglados, algún empresario, funcionarios, artistas, nosostros, los "maestros/profesores". La comida también la propia de estos saraos, pequeños canapés de supuesto diseño para no saciar el hambe a nadie. Vino, cervezas (que como no me gustan me limitan al agua).

A las 11 nos están echando ya. Muchos están un poco borrachos por lo siete u ocho vinos. Me dan envidia. La pareja de chicos que viven junto a mí en Wicker Park hacen y dice las típicas bobadas de dos personas que se quieren y llevan dos copas de más. Recuerdo otras fiestas, otros saraos. Me dan envidia.

Entramos los tres en un sitio a cenar algo. Cogemos un taxi. Me acuesto

Segundo día en la Oficina de la Seguridad Social (miércoles 10 de octubre)

Me levanto con sueño. Apenas he dormido dos horas. Cojo el tren a Waukegan. Ya empieza a hacer frío. Llevo hasta la escuela a una compañera negra de unos 50 años y clase baja (se levanta a la 3 de la mañana para venir a trabajar, no la admitieron en distritos más cercanos a Chicago) y a la que no me atrevo a preguntarle sus estudios.

Conduzco bajo las ramas de los árboles en un día que aún no ha amanecido del todo.

Decido preguntarle a mi mentora por el tema de los seguros. Aún no tengo número de la seguridad social, pero lo necesito ya... Quiero ir al médico y que me recete algo. El mundo es sólo química, y si no puedo tener la química de las palabras, la química de los sentimientos, la química de los cuerpos, al menos necesito la química de las drogas, en este caso legales. No quiero seguir estando triste. No quiero que mi absurdo pasado me pese tanto. Quiero esforzarme, pero tampoco me importa que me ayude la química... Una parte más de este mundo complejo y nuestra vidas.

Por desgracia, después de escaparme de la escuela a las 10:40 (hoy las clases terminaban antes porque tenemos "training day", día de dinámicas de grupos y aburdos varios...) para ir al Lincoln Center y a la Oficina de la Seguridad Social, allí, después de dos meses, no tienen ningún dato mío. Me piden que regrese el jueves con el papel de registro que me entregaron.

Regreso a Chicago. Acabo el pollo que trajeron a la fiesta. Hablo con una amiga. Con mi madre. Me acuesto.