martes, 10 de junio de 2008

Una cama. Una piel. Un año (lunes 9 de junio, madrugada del 10)

Hoy hace un año que dormí por última vez en una cama de un piso de Valladolid. Hoy hace un año que dormí por última vez con una mujer.

Dentro de unas tocaría por última vez su piel.

Qué tienen los genes, la teoría del apego, el instinto de conservación y reproducción, unos ojos, las endorfinas y la serotonina… Qué tienen las palabras y las imágenes y los recuerdos…

Qué es un año en una vida, qué es un año y medio en veintiocho años, un año en, por ejemplo, setenta y cinco años….

Qué cosas me han ocurrido, qué cosas he dejado de hacer, qué cosas he olvidado…

Tan pocas, tantas, tan pocas…

Insignificancias que traen emociones e imágenes a la mente, palabras y actos que habrían sido insignificantes en otra boca, imperdonables mucho antes de que lo fueron, que deberían ser insignificantes, que no habrían dejado, que no deberían dejar huella…

Y sin embargo…

Hoy hace un año de una cama, de una piel… Del lento y aún moribundo desengaño que no acaba…

Lo recuerdo, lo he recordado a lo largo de los días. Yendo a comprar los periódicos del domingo. En la farmacia. Viendo una torpe y anacrónica versión del Rey Lear (como el 99% del teatro actual) en el Teatro Nacional de Cataluña a la que me ha invitado una amiga de la Profesora Anarquista. Cuando la recepcionista del Centro de Salud me ha informado a las nueve y media que mi cita era para pasado mañana. Mientras he dormitado casi todo el día. Ahora escribiendo esto…

Veremos qué hace la doctora con la venlafaxina.

Veremos qué hago para olvidar o para superar este año.

Para pasar de página o despertarme o…