miércoles, 10 de diciembre de 2008

Blogs (miércoles 10 de diciembre)

Visito algunos blogs desde la entradas de los contactos de mi messenger mientras me muestro como “no conectado” (más allá de lo que implique de ocultamiento es quizás la forma más sincera de describir mi estado).

Como otros blogs personales, hablan de política, de música, cine, de lo que han hecho en su último o van a hacer en su próximo viaje, de la última o próxima fiesta con los amigos de sus proyectos de futuro… Temas inevitables y, en muchos casos, los mismos que en éste. Pero el tono es muy distinto. Más optimista o neutro, más desapasionado u ocultando la pasión bajo cierto distanciamiento o el siempre acertado manto de la ironía. Un tono más humorístico. Más inteligente.

Deseos, supongo, de decir que existimos. Que somos interesantes. Importantes. Deseos de comunicarnos. Deseos de ser queridos. Deseos de ser deseados.

Seguramente yo no habría escrito este blog en otras circunstancias o habría escrito otro blog. Un blog muy diferente. Siempre he sido un defensor del humor y la ironía. Los hubiera usado. Sin ser un experto tenía cierta facilidad, incluso familiaridad con su uso.

Pero las circunstancias son distintas y también yo soy otro. Y podría ocultarlo. Podría negarlo. Intentar usar la escritura del blog como un sucedáneo de la terapia ocular o la cognitiva. Podría intentar mostrar unas circunstancias distintas. Podría intentar mostrar que soy el mismo que hace años. O no tan diferente. Pero, aunque tal vez sería un blog más ameno, más positivo para mí y para quien lo leyera, más inteligente, no sería cierto.

Y soy consciente del tono narcisista, lacrimoso y peripatético de este blog. De sus perífrasis y oscuros circunloquios para evitar mencionar nombres privados, hechos concretos. Sé lo infantil y egocéntrico que resulta describir cómo el mundo se derrumba porque un hombre, seguramente inmaduro, haya descubierto mal y tarde un poco de la realidad humana: de lo frágil de las palabras y los sentimientos, de la ingenua creencia de tantas personas en pensar que es fácil ocultar sus verdaderos sentimientos, deseos, carencias y creencias bajo la forma de otras personas, objetos, otras creencias (porque la realidad, antes o después, resulta siempre vencedora). Un hombre seguramente inmaduro, un proletario, pero europeo y burgués, que para superar lo que no es más que la realidad y el fruto de sus propios actos de autoengaño, creencias y percepciones equivocadas y errores, ha optado por una especie de estúpidas vacaciones alrededor del mundo a cargo de préstamos familiares.

Para mi ventaja, para mi desgracia, en mi descargo, soy consciente. Soy consciente de todo ello. De mi egocentrismo, de mi inmadurez, de mi fragilidad.

Y quizás por ello, por ello mismo, en estos momentos, prefiero no mentir. Prefiero no variar el tono melodramático, pomposo, e infantil de un blog que ni yo mismo leería.

Este blog y su alambicada, prolija, precipitada y confusa sintaxis.

Si las circunstancias son otras, si mi estado pasa a conectado, si mi cerebro consigue hacer click, supongo que también cambiará el tono de este blog.

Pero incluso en ese momento, intentaré no borrar lo escrito. Aunque sólo sea por honestidad conmigo mismo y con los demás. Por no ocultar mis errores. Con la esperanza de demostrar que hay un futuro que merece la pena ser vivido desde la fragilidad y las imperfecciones.