jueves, 27 de septiembre de 2007

Caseros, pintores, alumnas (viernes 7 de septiembre)

Cuando pregunto a una pareja de alumnas en clase de qué están hablando, me responde: "Nada, - se pone roja- de que se le ve a usted muy guapo". Resulta levemente halagador, pero lo sería más si la chica me gustase y no tuviera unos doce años y no fuera ilegal y no me deportasen del país.

Echo gasolina al coche y cojo la autopista a Chicago sobre las 2 de la tarde. Al salir pronto, en apenas 45 minutos estoy allí. Me encuentro a un mejicano llamado Alfonso pintándome el apartamento. Le pregunto si mi habitación está ya acabada, porque no lo parece. Me contesta que sí. Que Raúl, mi casero, le ha dicho que se limite a tapar todas las posibles manchas. Le aclaro que sé que no depende de él, pero que eso no era lo acordado. Me reponde que Raúl vendrá dentro de poco. Me habla de cómo es mi casero. Que tiene los apartamentos en unas condiciones muy mejorables. Que intenta invertir lo mínimo en arreglarlos. Él, Alfonso, no tiene papeles y no habla inglés, y me temo que,por eso mismo, mi casero abusa de él y su sueldo es mínimo.
Cuando llega mi casero le digo que pintar el apartamento a partes no era lo acordado. Se ríe. Hace bromas. Me pregunta que para qué he llegado hoy tan pronto. Pese a todo, entre bromas y algunas insinuaciones, parece que le dejo claro que tiene que pintarlo entero. Que no gano nada eliminando unas manchas por otras más brillantes. Queda en enviarme a Alfonso a pintarlo el lunes. Le comento a Raúl, mi casero, que hay que tratar bien a los trabajadores. Me cuenta que, cuando vivía en Méjico, le intentaron captar los del sindicato, porque dirigía algunos grupos (y porque no parecía respetar mucho las normas). No queda muy claro en qué quedaron. Todo me suena un poco. Invito a Alfonso a la posible fiesta de inauguración.

Al poco de irse mi casero y el pintor llega mi modem por Ups. Parece que por fin voy a tener internet. Pero no, pese a lo prometido (que el modem me llegara el jueves y tener activado el servicio el viernes), en la carta se me indica que no se me activará el servicio hasta el próximo jueves. Bueno, pese a la pequeña desilusión, no había que esperar mucho más de una compañía de telecomunicaciones.

Voy al citibank a devolver unos papeles que me habían entregado por error cuando abrí la cuenta.

Entro en una tienda "vintage" donde venden ropa de segundamano, supongo que para la gente más cool de "Wicker Park". La atiende una dependienta muy bonita, alta y delgada, de piel clara y pelo moreno, con unas gafas de apariencia intelectual.

Estalla una tormenta.

Como/ceno en el Hollywood Grill. La cajera me dice que le gustan mis vaqueros.

Regreso a casa.

(Durante el día suceden/han sucedido más cosas de semejante irrelevante importancia. Supongo)