martes, 11 de noviembre de 2008

Amanecer despierto (amanecer del martes 11 de noviembre)

Dudo que haya sido el Gingko, o haberme aumentado la dosis de hipérico, sería demasiado fácil pero, en cualquier caso, he conseguido dormir algunas horas en algunas horas un poco tradicionalmente razonables.

E incluso me levanto a las seis y media con la mente despejada y envío un correo electrónico ofreciendo un proyecto de colaboración a una empresa española.

Veo que el interés por las películas de fornidos e irreales agentes especiales sigue alrededor del mundo. Aunque también preguntan al ciberespacio por la nieve en Chicago en diciembre, cómo intentar no volverse nunca calvos (y aunque por supuesto, “no sólo” ni lo único, para las escasas y perseverantes personas que siguen este absurdo diario con la postmoderna y engañosa apariencia de blog. Posiblemente mi capacidad de comunicación y explicación anden en mínimos).

Intentaré aprovechar este breve momento en que la niebla se ha apartado, aunque sea sólo un poco, aunque sea temporalmente, de mi vidriosa mirada y salir de esta habitación, ir al consulado, dejarme impregnar, aunque sea lentamente, de nuevo, por la vida y esta ciudad.