viernes, 7 de noviembre de 2008

El significado de la vida. El significado de las imágenes (jueves 6 de noviembre, amanecer del viernes)


No ha habido suerte. Me ha vuelto a pasar. El sueño hoy no me ha acompañado. Durante la noche veo en internet el último programa de El Intermedio. Creo que me mejora el ánimo más que el hipérico o la venlafaxina.

Sobre las 8 me levanto de no dormir y respondo a una oferta de empleo que me habían enviado por correo electrónico hace una semana. Sería para trabajar como traductor técnico para una multinacional electrónica en Pune, la India. Sería una ironía del destino un poco excesiva que acabara trabajando en la India. En cualquier caso, como comentan la posibilidad de invitarte a la entrevista, me digo que por qué no, que estaría bien conocer, pese a todo, la India y que, dado mi estado, al menos que fuera gratis.

Actualizo también un poco mi curriculum para copiarlo en la memoria flash que compré la noche anterior en mi paseo por King’s Road. Tengo intención de pasarme por fin por el consulado para hablar con la mujer de la que me hablaron el domingo la pareja española, e incluso entregar mi curriculum personalmente en alguna escuela de idiomas.

Me ducho, me afeito, desayuno.

Cuando, ya a la 1 me dispongo a salir, compruebo con cierta tranquilidad que la chica de la limpieza me trae mi ropa de la lavandería. Como sólo habla chino no consigo entender el extraño sistema por el que tardan una semana en devolvértela. Poco antes de salir, recibo un correo de la empresa de la India con un texto para traducir para el día siguiente.

Doy el típico rodeo que doy siempre para encontrar algunos de los pequeños y escasos contenedores de plástico, metal y papel y cartón que me permiten tener la ilusión de que reciclo parte de mis deshechos. Imprimo algunas copias de mi curriculum en la biblioteca. Empiezo a sentirme cansado para ir hasta el Consulado en Admiralty. Doy un par de vueltas. Compro patas de calamar rebozadas en el puesto de Times Square. Unas patatas fritas pequeñas en el Macdonald’s. Tres manzanas en la tienda de mi edificio. Me acuesto.

A las 9 y 30 estoy cenando en el Maxim’s. Me he comprado un bote de perlas de ajo, aunque en estos momentos tal vez sólo mi cerebro necesita una buena circulación de entre todas las partes de mi cuerpo.

Los anuncios en los edificios de Hong Kong poseen cierta fascinante belleza. En la noche, dentro de su artificialidad, resultan unas bellas, enormes y tristes metáforas de lo inalcanzable. De lo que no alcanzo.

Una hermosa joven china de marcadas curvas espera tras de mí mientras espero con una caja de botes de Pepsi en la cola del wellcome 24 horas.

Veo El Intermedio. Una empresaria japonesa concierta una cita conmigo el sábado por la tarde. Por la noche tengo otra con una china periodista. Creo que nunca en mi vida he tenido tanto aparente éxito.

Duermo. No duermo. Me despierto. Subo algunas entradas. Hago la traducción para la empresa de la India, pero…

¿Cuál es el significado de todo? ¿Cuál es el significado de todo esto? ¿Qué tienen que ver el amor y el sexo con lo que he vivido? ¿Qué tiene que ver la vida con lo que estoy viviendo? ¿Podría ser feliz en la India traduciendo este tipo de textos? ¿Qué tiene que ver todo esto con mis deseos, con mis planes?

Compruebo que he mando la traducción con un error (si hay más no los veo). Me echo minoxidil. Tomo zumo de naranja, glutamina y epilobio. Lavo a mano mis camisetas negras y mis boxers. Subo esta entrada a las 8 de la mañana.

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