viernes, 7 de noviembre de 2008

Quantum of Solace. El significado de las imágenes II (viernes 7 de noviembre, madrugada del 8)


Me paso el día en la cama. Salgo de mi habitación a las 9 y 30.

Como dos pinchos de pollo a la brasa de un puesto callejero.

Una Washabi doble sin queso, ni lechuga, ni salsa, con una cocacola y una de patatas grande en un Macdonald’s.

Entro en el President Theatre a ver Quantum of Solace.

Hace más o menos dos años vi la anterior en un momento no sé si distinto, aunque los sentimientos y las sensaciones eran distintos, y eso es lo que es, en definitiva, nuestra vida: sentimientos y sensaciones.

Y pese a que Daniel Craig cumple bien en el papel y la maravillosa Eva Green, era una mala película. Un personaje ya de por sí un tanto absurdo, retrotraído a su pasado, pero con gadgets modernos, que al fin y al cabo hablamos de un anuncio.

Era en otro país, otra ciudad, otro continente. También en una noche absurda y en un momento absurdo, también sintiendo el dolor, pero con otros sentimientos y sensaciones: aún, posiblemente con unas malogradas, pero aún existentes esperanzas.

Me doy cuenta pronto de que este tipo de películas hay que verlas un poco más alejado. Desde la quinta fila parece un Supermario vertiginoso, violento y cubista.

Pero es curioso el poder de las imágenes. Con imágenes bellas hasta la violencia parece bella. Y la historia no importa.

Lugares lujosos o exóticos.

Un héroe atractivo físicamente, elegante y educado que no deja de ser golpeado y pese a todo no sufre. Que en las peores situaciones conserva la calma y una fría mirada. Incluso en estas dos últimas películas, a las que se les intenta dar un matiz de cierta hondura sentimental. Y pese a su supuesto dolor interior sigue actuando igual, con la misma calma y la misma fría mirada.

Un héroe muy distinto a mí, claro. Mi historia fue infinitamente más vanal y patética y mi ya escasa actividad se ha visto dramáticamente reducida. Y mi creo que nunca fría mirada es ahora aún más vidriosa.

Una preciosa Olga Kurylenko haciendo de heroína, moderna y con un oscuro e infantil (en todos los sentidos) pasado, aunque aún necesitada de los brazos del héroe. Pero es increíblemente bella, y como dice Carlos Boyero, hay veces que no se sabe si una actriz es buena (ésta me temo que está aprendiendo), pero que consiguen que no dejes de mirarlas. Todo lo demás no importa.

Así que durante casi dos horas me distraigo viendo este Supermario vertiginoso, violento y cubista. Los anuncios de una decena de productos. Un héroe siempre inmaculado. Una bella heroína buscando su mácula. Una historia absurda.

Regreso por las gigantescas y cegadoras calles de Hong Kong.

Como una manzana.

Subo dos entradas.

Me dispongo a correr.

1 comentario:

Sunrise dijo...

No suelo preguntar(te), pero ¿cuál es la traducción del título?