jueves, 6 de noviembre de 2008

Afortunadamente, el mundo sigue sin mí. MacCain in Hong Kong (miércoles 5 de noviembre, madrugada del jueves)


Sí, afortunadamente el mundo sigue sin mí. En otros momentos, hoy habría sido un día divertido. Incluso levemente feliz. En otros momentos, hoy habría hablado de las elecciones estadounidenses con unas cuantas personas. Y habría estado bien.

No es el momento, ni la ocasión, ni el lugar. Pero pese a todo, afortunadamente, el mundo sigue sin mí. Pese a mí. Y no deja de ser positivo que Obama haya ganado las elecciones. Pese a mi estado de ánimo, pese a mi mirada vidriosa, pese a mi egocentrismo, no deja de ser un hecho relevante, sí, positivo seguramente para el mundo entero, que haya ganado el mejor de los candidatos.

Sólo espero que nade piense que es un nuevo Cristo. Que viene a solucionar los problemas del mundo. Incluso los de una raza. Porque luego la cosas son mucho más complejas. El mundo es muy complejo.

Simplemente, alegrémonos de que haya ganado el candidato más inteligente, el que tiene la mirada más global y abierta hacia el mundo, el más progresista. Y no nos desilusionemos en exceso, lo dice un experto, si las cosas no son exactamente como esperábamos. Si las cosas son, inevitablemente, imperfectas.

Caminando de madrugada por el extremo oriental de King’s Road veo una tienda con las luces y un televisor encendidos. En su pantalla, MacCain parece reconocer su derrota. Es una buena metáfora. Esperemos que sea la derrota de tantas cosas.

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