viernes, 5 de octubre de 2007

Dolores O'Riordan y El Café Ibérico (sábado 15 de septiembre)


Finalmente, el viernes, después de una hora hablando con una simpática teleoperadora hispana, consigo conectarme a internet. Me instalo el voipbuster y hablo con mi madre, y con una amiga durante horas del últimamente, lamentablemente, único tema. Y me acuesto una vez más tarde, por lo que no me levanto, por una vez en la semana, muy pronto.

La noche del viernes me ha llamado uno de mis compañeros catalanes de Schaumburg para avisarme de que van a venir unos cuantos (me lo dijo también una compañera catalana de Waukegan) a Chicago, al festival celta... Por lo que me acerco al Target a cambiar el barato edredón nórdico, que compré en color violeta, por uno azul para que combine mejor con mis sábanas rojas, y al "Microcomputer" a comprar unos cascos para hablar con el voip. Más tarde, cojo la línea, también azul, del metro aéreo que me lleva al Loop.

Cuando llego al centro de Chicago, quedo con mi compañero en la Plaza con las fuentes "cibernéticas", junto al Millennium Park. Después, vamos junto al resto de españoles, en su mayor parte españolas, y de Waukegan, que están en el parque como buenas españolas con su "calimocho". Suena música celta, y una especie de orfeones donostiarras en plan más gaélico.
Conozco a una profesora española que está en el distrito de Woodstock, que nos pide los teléfonos para poder quedar con gente, y que se muere de envidia al entererse que vivo en Chicago, en Wicker Park, por 650$, porque, dice, vivir en Woodstock es como vivir en un hoyo. Y pese a todo es su segundo año.
Y conozco también al novio de la compañera de piso de mi conocido de Schamburgh, que es profesor de Psicología en la Universidad de Jaén y que ha venido a verla. Hace unos días estuvieron en Nueva York. Pienso en lo fácil que es todo, hasta lo un poco difícil, cuando se desea.

Poco a poco, va anocheciendo frente los rascacielos, empieza a notarse levemente el frío (desde que he llegado, salvo esta noche durmiendo y ahora, ha hecho siempre calor) y la gente comienza a irse. Aún no son ni las 9, y curiosamente en pocos minutos va a tocar Dolores O'Riordan, la antigua cantante de "The Cranberries", pero en Chicago no parece ser especialmente conocida y, mientras en España el parque estaría a rebosar, aquí cada vez queda menos gente.
Me quedaría a escucharla (aunque debería hablar sobre royalties con sus excompañeros de grupo, pues los primeros temas son de su antigua banda), pero mi compañero ha quedado con profesores españoles de Schamburgh en El Café Ibérico, por lo que él, la chica catalana y yo nos vamos del cada vez menos multitudinario concierto.

Cuando vamos a coger su coche de un aparcamiento, nos cruzamos con un grupo de gente de mediana edad vestida con ropa de gala que sale de un concierto de música clásica. La chica catalana habla de los tacones de las mujeres y ( e irónicamente) de la dificultad de llevarlos bien. Yo, me acuerdo de otras piernas y otros tacones.

El Café Ibérico se parece a cualquier establecimiento hostelero español, sobre todo, en una cosa: todos sus camamareros son hispanos. En las paredes hay supuestos bonitos dibujos de las diferentes regiones de España. El grupo es curioso. Algunos de ellos, como por ejemplo un matrimonio que vino de Melilla hace ya más de dos años (a ella, al no hablar inglés, le dieron un trabajo de administrativa en la escuela), les gusta hacer más de una hora de viaje para ir a los "malls" con las tiendas outlet de las marcas americanas (Ralph, Calvin, Guess...) y algunas europeas. Por supuesto, esos oultets están cerca de Waukegan, no se Schamburgh. Me comentan también que mi coche, pese a ser viejo, me durará, porque es como un Toyota Corolla (de su época, claro).

Sobre las 12, mi compañero catalán su compañera de piso y el novio de ésta nos acercan a mi compañera de Waukegan y a mí a nuestros respectivos apartamentos. Cuando ven mi barrio sienten envidia al ver una zona con bares, casitas y aceras.

No hay comentarios: