viernes, 29 de mayo de 2009

Ángeles, ratones, seres humanos, perros, monos y demonios (o piezas y productos) (jueves 28 de mayo, madrugada del viernes)

   Ayer leí en El Mundo que han creado ratones que se quedan calvos.

   Pienso en ello mientras veo Ángeles y Demonios.

    Porque es muy triste es ver cómo Tom Hanks intenta ocultar su alopecia bajo un implante de pelo. Ni una superproducción de Hollywood consigue disimularlo. Mientras veo Ángeles y Demonios no puedo evitar fijarme en las diferencias de tono de su piel, en la burda labor de maquillaje.

   Como no conseguimos curar la alopecia hacemos que los ratones se queden calvos para investigarlo.

   Yo en realidad quería ver Good, pero he decidido tener sesión doble un día a la semana. Los cines en centros comerciales con forma de hangares lo promueven. Lo que ellos se ahorran en trabajadores yo me lo ahorro en entradas.

   Veo un grupo de gente  a la puerta del tanatorio mientras subo a los cines UGC de Zaratán en bicicleta. Un perro camina por la cuneta  sucio, triste y abandonado.

   Es muy triste es ver cómo Tom Hanks intenta ocultar su alopecia bajo un implante de pelo. Pero tal vez lo sea más ver a Stellan Skarsgård, Armin Mueller-Stahl  y Ewan McGregor en este anuncio de Lancia de dos horas y media con pinta de película. 138 minutos intentando resumir cientos de páginas absurdas. Apenas dos imágenes dignas y medio mensaje. Tom Hanks intentando ocultar sus alopecia.

   Hace más de un lustro alguien que fue alguien me regaló el Código Da Vinci. No pude pasar de la segunda página. Hoy estoy viendo esta película. Este producto.

   Cuántas personas, cuántos técnicos,  cuántos millones para hacer un productos. Personas que a lo mejor, seguramente, se lo toman en serio. Buenos actores. Un músico para su banda sonora.

   Good tampoco es una obra maestra, pero al menos intenta indagar un poco más en la esencia del ser humano. Tal vez, pese a todo, lo represente menos

   Leo en Público que han creado monos fluorescentes para experimentos biomédicos.

   En El País un artículo sobre crías de ratones que chillan de forma distinta a los que se les ha introducido un gen humano relacionado con el lenguaje.

   No dejo de pensar que todo son piezas de un mismo puzle. Partes de un mismo producto.

   Aún no logro entenderlo.

   Ángeles, ratones, seres humanos, perros, monos y demonios.

   Cuando escribo esta entrada es muy tarde.

   Cuando salgo del cine el centro comercial está desierto, triste, deshabitado.

   Yo también estoy perdiendo el pelo.

1 comentario:

Sunrise dijo...

Pues yo estoy perdiendo la cabeza. Más. Me suele pasar cuando recupero el ánimo. Ayer, soñé con tu perro. Tal cual.
Un beso.