jueves, 26 de febrero de 2009

El Curioso Caso de Benjamin Button. Mi ida sin ida ni vuelta a la India II (miércoles 25 de febrero, madrugada del jueves)


   Son ya las 12 cuando salgo del cine. Reparo en un desconchón en el techo.

   La ciudad parece apagada.

   La película no me ha emocionado (aún añoro al Fincher de El Club de la Lucha) y aunque Cate Blanchet siempre me ha parecido una mujer preciosa, además de buena actriz (tampoco creo que lo haga mal Pitt, aunque también lo prefiero en El Club de la Lucha).

   Pese a todo me hace pensar un poco. Un poco sobre cómo es la vida. Sobre cómo es mi vida.

   Scott Fitzgerald y Zelda no parecen un buen ejemplo.O tal vez lo sean, de una manera torpe y deslavazada en mi vida, demasiado.

  

   La India aparece breve, tangencialmente, aunque puede ser, una vez más, una señal…

   Regreso a casa por calles en las que creí ser o fui feliz.

   Veo cuatro maniquíes desnudos en una tienda de Purificación García.

   En los edificios hay algunas luces encendidas. En ellos habrá personas ya dormidas, familias, personas solas, parejas abrazadas.

   En las calles Valladolid sólo hay coches aparcados.

   Hago el ademán de intentar ver una ventana a través de calles y cientos de metros.

   Hace frío.

   Subo esta entrada.

   Mañana será de nuevo, otra vez, otro día.

2 comentarios:

Sunrise dijo...

He estado días y días pensando que esta película tenía que tener un profundo mensaje que no me llegó. Insistiéndome una y otra vez en que había algo que no entendía. Y, la verdad, sigo igual. Por una vez, me doy vacaciones mentales y me quedo con la sonrisa de ella y los ojos de él.

Anónimo dijo...

Muy buenas, Capi. Ingreso en tu mundo de madrugada a raiz del segundo visionado de la última película de Fincher hasta el momento y creo, por tus comentarios y tu sensiblidad, que esta película está más emparentada contigo que "El club de la lucha", quizás más acorde esta última con tu estado actual. Que sepas que no eres el único así, otros trabajamos con remuneración fija y también nos falta la pieza. Todo sumado a una cierta fobia social. Te sigo hasta la lectura del próximo capítulo, atrasado para mi, de tu siempre interesante devenir, todo gracias al gran narrador que eres. Un saludo. Luego sigo.