jueves, 11 de diciembre de 2008

Cath in Soho (jueves 11 de diciembre, madrugada del viernes)

Son las ocho en Bacar. Cath es una mujer inglesa simpática de 33 años que trabaja en un Spa. Cath me ha contado en un mensaje que, tal vez por trabajar en un spa, sólo conoce gays y hombres casados. Ha sugerido un bar de supuestas tapas junto a la gran escalera mecánica del Soho, enfrente del Pure Fitness, al lado del estudio de la Capitana Música.

Una vez más, hablo demasiado.

Hace unas semanas, una antigua visitante de este blog decía que en la primera cita que tuvo con la persona de la que estaba enamorada le dijo que hablaba demasiado. En mi caso, siendo antes tal vez una virtud (también a veces un defecto, todo tiene dos caras), ahora no estoy tan seguro. Porque me he vuelto más egoísta conmigo mismo y con mis palabras. Porque, sin mentir, muchas veces siento que no estoy siendo sincero hablando tanto. Porque, como cuando juego al Tetris o al Dr. Mario en el portátil, creo que sólo lo hago para tener ocupada la mente. Para no pensar. Porque no sé si quiero hablar tanto.

Hablamos un poco de ella, de mí, de los países en donde hemos estado, de su trabajo en el spa, de Hong Kong. Después la acompaño a la estación de autobuses para que coja un autobús a Stanley.

Mientras regreso a las 12 de noche en el metro escuchando The Seldom seen Kid de Elbow, siento que las imágenes vuelven a caer descolocadas y vertiginosas, que las píldoras no acaban con los virus.

1 comentario:

Sunrise dijo...

Esa antigua visitante, que aunque no tenga muchas fuerzas para escribir sigue leyendo, ya no está enamorada y ahora, se da cuenta, de que muchas veces hablamos para no decir nada. De que a veces las voces lejanas resuenan llenas de mentiras que no supimos, que no quisimos huir.