martes, 18 de noviembre de 2008

El perro negro de Churchill (martes 18 de noviembre)

En los últimos días el perro negro de Churchill no ha dejado nunca de caminar a mi lado, de dormir en mi regazo.

No he salido mucho los últimos días. No me he puesto en contacto con ninguna de las mujeres que he conocido aquí. Realmente, no me he puesto en contacto con nadie.

Hacer una copia de la llave del apartamento el viernes, después de romperla intentando abrir una caja metálica de horribles galletas Danone hechas en  Malasia (hace ya unos años que no paran de ocurrirme estas cosas).

Leer algo de Vallejo y Sobre los Ángeles de Alberti.

Leer algo que escribí hace años y que parecía predecir mi pasado reciente y mi presente.

Ducharme por primera vez en dos días y salir de mi habitación para cenar algo por primera vez en dos días el domingo por la noche. Ver en un restaurante Maxim’s, mientras ceno, como una bella joven china con un sombrero negro mete vegetales en una de esas cazuelitas donde, supongo, las cuecen todos juntos.

No, no he salido mucho los último días. No he hecho muchas cosas.

No hay comentarios: