jueves, 10 de enero de 2008

Diciembre (lunes 10 de diciembre)


La nieve está comenzando a deshacerse frente a la ventana de mi apartamento en Chicago.

Yo he estado esperando al autobús en Waukegan junto a un hombre negro de mi edad, ya con nietos, muy simpático, que me ofrecía un dólar para el billete y al que apenas entendía nada.

Ya se ha ido la amiga que vino a visitarme. La amiga que vino a cuidarme y que más allá de su cariño, por supuesto, no ha podido cambiar mi vida.

En este tiempo he estado quince días sin ir al trabajo. He agotado ya mis doce días de enfermedad “legales”. He dejado de cobrar 600$ por los tres restantes.

En este mes y medio me he venido muy abajo. He salido durante instantes a la superficie para respirar y el mar ha vuelto a engullirme.

He mandado dos mensajes que no debería haber mandado y he esperado inútilmente dos mensajes que no debían llegar.

En este mes y medio he hecho cosas que nunca debería haber hecho, probado cosas que debería haber probado de otra manera, dejado de hacer cosas que debería haber hecho. En este mes y medio, en estos seis meses, en estos dos años…

He comprobado, estoy comprobando, que las drogas, cualquier tipo de droga, sólo me sirven para mejorar mi estado de ánimo cuando estoy contento, nunca para cambiarlo.

He conocido el sistema médico estadounidense…

He vuelto a arreglar mi coche, vuelve a estar estropeado…

Todo ha cambiado en la escuela, la persona que parecía querer ayudar parece decidida a no soltar la mano de mi cuello…

Y, ahora en este decimosexto día que falto del trabajo, estoy intentando que este mar oscuro y espeso no vulva a engullirme, no me deje sin oxígeno…

Reanudo este blog en este lunes de diciembre.

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