jueves, 13 de agosto de 2009

1 blog, 1 verano, 1 ser humano, 2 años, 2 semanas y 2 perros (miércoles 12 de agosto, madrugada del jueves)

P8090226 Sí, 1 blog.  Sí,  1  verano. Sí, 1 ser humano. Sí, 2 años, 2 semanas, 2 perros.

   Hace dos años comencé este blog. También era, claro, verano. Pensé que era el comienzo de algo, de una nueva etapa, de otra cosa. Y lo fue. Pero de algo que no me esperaba.

   Júpiter luce junto a la Luna.

   Hace dos semanas un  hombre negro me ayudó por 5 euros a capturar un perro abandonado. Hace dos semanas regresé a casa con mi viejo perro y duché cuatro veces a un perro abandonado inmovilizado por el miedo.

  

   Llueven Perseidas.

   Hace dos semanas comencé una nueva terapia: Adoptar un perro abandonado. Intentar dar tranquilidad y confianza a un casi cachorro que llevaba abandonado cinco meses. Cuya vida consistía en huir y evitar todo. Intentar convertir en sociable y acogedor a un perro celoso y refunfuñón de casi 15 años. Estar en el medio y ver como uno, poco a poco, dejar de gruñir. O gruñe menos. Como otro, poco a poco, deja de asustarse. O no tanto. Verlos dormir en una alfombra cada vez más juntos.

     La mirada infantil de Rufíán reluce bajo la Luna.

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   Y esto, tan absurdo y aparentemente (o realmente) infantil y anodino me hace  más bien que el psicoanálisis y las drogas.

   Poco a poco, día a día, en apenas dos semanas Rufíán corre junto a mí confiado, deja que lo acaricie, me mira sonriente bajo el sol del mediodía.

   Poco a poco, día a día, en apenas dos semanas, Argos tolera con indisimulada resignación al nuevo visitante.

   Y aunque Rufián sigue huyendo del resto de las manos que no sean mis manos y hurga en el cubo de la  basura buscando comida y Argos siga gruñendo a este nuevo y extraño visitante y ladre reclamando la atención temeroso de perderla, poco a a poco, día a día, en apenas una semana, consiguen dormirse plácidamente en un m2 de alfombra.

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   Waukegan, Chicago, Valladolid, Barcelona, Valladolid, Hong Kong, Valladolid.

   Hace dos años escribí: COMENZANDO.

   Pensé que era el comienzo de algo, de una nueva etapa, de otra cosa. Y lo fue. Pero de algo que no me esperaba. Algo absurdo y ridículo como sólo puede ser la vida de un ser humano. Como sólo puede serlo su transcripción a un blog.

   Y hoy, después de dos años, después de cuatro ciudades del mundo, después de 258 entradas de este blog, apenas pienso en nada más que en intentar ser el mínimamente digno líder de esta manada, el mínimo y débil punto de apoyo de esta tríada de mamíferos temerosos del mundo y del futuro, en conseguir recobrar la dulzura y el compromiso de mi afectividad hastiada.

   Sí, el mundo es muy complejo. No sé cuál de todos nosotros tendrá la respuesta. Todo es frágil e imperfecto. Pero consigo que un lazo tan simple como un perro abandonado de 10 meses me una a la vida.

   Bajo el asiento de este avión que nunca aterriza encuentro algo que me hace me hace recuperar levemente la idea de que tal vez aún haya otras posibilidades, que tal vez aún me salve.

   Mientras Júpiter luce junto a la Luna y llueven meteoritos con nombre de lágrimas.

   Sin comprender el mundo, sin conocer el futuro, piezas minúsculas de un universo pequeño.

   Sólo un ser humano y dos perros.

   Sólo eso.

miércoles, 29 de julio de 2009

Las afueras (martes 28 de julio, madrugada del miércoles)

  Las afueras no es nada. Las afueras no están en ningún lugar. Las afueras es un nombre genérico, un libro de poemas, el par de palabra para definir el lugar donde no hay lugar, el lugar que no sabemos definir.

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   Argos camina lentamente, sin poder erguir totalmente la cola, utilizándola de timón, cabeceando, haciendo sonar las uñas que arañan sin pretenderlo el suelo. A momentos alza levemente la cabeza para intentar verme, se para a olisquear con interés ya sólo  instintivo, me busca, se pierde. Cuando el sol luce perpendicular, ilumina su pelo ya pardo, hace que su boca se agrande y fuerza una sonrisa de cansancio, calor y casi ya eternidad. Argos camina cansado hacia las afueras, casi ya en las afueras. Argos y yo caminamos, cada uno haciendo nuestro camino, por las afueras.

   Hace casi meses que veo a Rufián. A las afueras de Valladolid, en la carretera que conduce a los cines UGC, en la Nacional 601, la autovía que conduce a León como podría conducir a cualquier otro destino.

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La primera vez que lo vi fue el 28 de mayo cuando subía en bicicleta al cine, junto al tanatorio,  caminando por la cuneta sucio, triste y abandonado.

   Volví a verlo la semana siguiente. Lo miré, dudé, seguí pedaleando.

 

 

    Las afueras: fuera del sitio en que se está.

   Las afueras: en lugar público o en la parte exterior.

   Las afueras: alrededores de una población.

   Las afueras: terreno despejado alrededor de una plaza, para que el enemigo no pueda acercarse sin sufrir el fuego directo de la artillería.

   Pocas veces una definición de la RAE me ha resultado tan exacta. Las afueras. Un lugar que no es un lugar. El lugar donde estamos cuando nos hemos ido.

   Rufián no es su nombre. O sí. He pensado que es un buen nombre. Aunque aquí no tiene lugar la RAE. Sólo la tierna simpatía que da verlo observarte sentado a dos metros de ti. Haciéndose ver. No dejándose tocar. Confiando en que, antes o después podrá olvidar el pasado, confiando en perder la desconfianza.

   Desde hace una semana voy todos los días a las afueras de Valladolid. Una imagen casi traslúcida de mí sale de sí, del propio lugar en que está, de sus propias afueras y se sienta con su viejo perro junto a un perro abandonado.  Argos  parece notarlo. Y se vuelve celoso, se pega a mí, enseña los dientes como un viejo gruñón al joven que extiende las patas junto a el, que mueve la cola temerosa y dulcemente, que se sienta a dos metros de nosotros observando.

   Desde hace una semana vengo todos los días a ver a Rufián, hablo con la pareja de ancianos que le trae todas los días agua y comida, con el trabajador del taller que le compra latas porque ha comprobado que no le gusta mucho el pienso, con el dueño de otro taller que me cuenta cómo los trabajadores de la perrera intentaron atraparlo sin conseguirlo, con la chica que trabaja en el autolavado de coches, con el chico joven que hace un  mes que adoptó a un pointer, con la mujer que le trae comida desde Villanubla, con el hombre de ojos claros de Europa del Este y el hombre negro tal vez de Brasil que viven en la casa junto a la que Rufián duerme todas las noches, en cuya puerta se apoya moviendo la cola tímida y dulcemente cuando se acercan los perros de su interior.

   Las afueras. Sí, las afueras. Adonde llegamos cuando nos hemos perdido, el lugar que está donde se acaba el lugar.

   Rufián nos mira a todos. Con su pelo enmarañado de setter escocés. Camina detrás moviendo la cola lenta y dulcemente cuando no se le observa. Se aleja cuando alguien se acerca, de la galleta que surge de mi mano, del chico joven, de la pareja de ancianos, de los trabajadores de los talleres, de la chica del autolavado, de la mujer de Villanubla, de la pareja de hombres de Brasil y Europa del Este, de mí que vengo a verlo todos los días, que estoy también en las afueras.

   Cuando regreso a casa Argos está extrañamente cariñoso, se pone panza arriba como no hacía desde hace meses, se echa junto a mí y comienza a roncar cuando no han pasado ni 60 segundos.

   Extraño lugar las afueras. Un lugar que está en tantos lugares. Un lugar que no existe. Valladolid, Barcelona, Waukegan, Chicago, Hong Kong, mi cerebro, mi corazón, sí, las afueras.

   Y yo, que como los filetes de las terneras descuartizadas, los lenguados sin aire, los pollos troceados, los corderos que no han probado más que la leche; yo, en este mundo de seres humanos desordenados que nacen, se reproducen por amor o violencia, se asesinan o mueren, no dejo de pensar en un simple perro abandonado

   Tal vez porque los dos estemos en el mismo lugar; porque no conseguimos discernir con exactitud que  ocurrió en el pasado, cuál es nuestro presente, que sucederá en el futuro;  porque los dos caminamos por la misma cuneta y dormimos solos e intranquilos en ese lugar llamado las afueras.

   Y pienso que no sé que podré hacer con él, yo que también estoy en ningún sitio, cómo llegar con un nuevo perro a la casa de mis padres… Pero tal vez todo tenga un porqué, o haya que forzar un poco la doble hélice del destino y todo mi pasado, y todo su pasado, y la vejez de Argos y todos los átomos y todos los eclipses tengan de una manera tan mínima un poco de sentido. Y los celos de un viejo perro se transformen en una cadena invisible, que como la luna, que como el mismo sol formando una semicircunferencia en el horizonte, salve de la carretera a un perro joven abandonado. Tal vez Argos, Rufián y yo descubramos verdadera, hondamente, que todo tiene un principio y un final, que todo tiene su espacio, que nada sobra en su lugar. Tal vez consigamos formar una pequeña, absurda, inconsciente y evanescente tríada que altere todo el universo.

   El hombre negro me intenta decir en castellano que hoy ya no ve posible atraparlo, pero que si regreso mañana a la misma hora habrá intentado que entre en la parcela de su casa.

   Mañana Argos, Rufián y yo regresaremos, estaremos de nuevo en las afueras.

miércoles, 22 de julio de 2009

Julio 2009. El eclipse más largo de un verano infinito sin final (martes 21 de julio, madrugada del miércoles)

eclipse

   El pasado llega hasta el presente. Las letras de lo que escribí forman en líneas como hélices y atraviesan el tiempo hasta esta página.

   Hoy es el eclipse más largo del siglo XXI.

   Desde mi corazón hasta el cielo. La Luna entera pretende mi pecho. Regurgito el Sol que oculta la Luna. Extiendo los brazos y lo entrego.Camino con mis viejas botas de piel vuelta y las vacas muertas mugen mi nombre. Mi galaxia es el Universo. Camino con mis viejas botas de piel vuelta y los potros de ojos cerrados relinchan en mi honor.

   ¿Cuándo comenzó todo? ¿Cuándo se ocultó el Sol en mi pecho? ¿Cuándo comenzó a girar todo? ¿Cuándo comenzó este verano infinito? ¿Por qué pensó que yo lo resistiría?

   Las mareas rodeaban la tierra. La Luna se reflejaba en las olas. El Sol se ocultó en mi pecho.

   Hace tres años un resplandeciente y doloroso verano se había hecho con todos mis sentidos. Se había adueñado de todo el sentido. Hace tres años, una madrugada del 22 de julio, me montaba en un autocar, me subía a un avión en el que no debiera haber subido nunca, comenzaba un viaje sin sentido, comenzaba un viaje que había empezado mucho antes.

   Valladolid, Barcelona, Edimburgo.

   Como un hilo argumental, como la doble hélice del ADN, como las estrellas que forman constelaciones, como un agujero negro.

   Porque al final todo tiene un sentido. Todo tiene un destino. Unos hechos suceden a otros hechos. Los átomos forman los cuerpos. Lo pequeño sostiene a lo grande. Todo gira en orden sin detenerse.

    Tal vez todo empezó con un cromosoma. Las mareas que rodean la tierra. La Luna que se refleja en las olas. Tal vez fue sólo el instinto. El deseo de formar parte de algo. El deseo de no viajar solo. Creer que las palabras son más consistentes que las estrellas fugaces. Sólo eso. Ser humano, ser un ser humano débil, ser un ser humano dolorosamente débil.

   Pero cómo entenderlo, en qué momento comenzó mi parte, por qué el sol pensó que mi cuerpo era un buen lugar para ocultarse, por qué encajan las manos en las caderas, por qué cubren los pechos como si fueran tesoros.    

   Desde hace tres años, desde hace dos años, el sinsentido de todo es su único sentido. O fue mucho antes. Un cromosoma. las mareas que rodean la tierra. La luna que se refleja en las olas. El Sol usando un sacacorchos. La sangre. El Sol dentro de mi cuerpo. 

   Hace dos años, una tarde, una noche de un 21 de julio escribí una última y estúpida carta como quien compra un billete de avión en un aeropuerto desierto. Como un hilo argumental. Como la doble hélice del ADN.

   Valladolid, Waukegan, Chicago, Valladolid, Barcelona.

   No sé cuándo empezó todo. Pero un día el  Sol suplantó a mi corazón y mis costillas ennegrecieron. La debilidad se convirtió en mi única fortaleza. La credulidad se consumió como un envoltorio de plástico en un cenicero. La soledad cegó mis ojos. La norepinefrina se transformó en sangre. Desde entonces sólo existe el verano.

   Valladolid, Hong Kong, Valladolid.

   Pero hoy os lo entrego. Esta madrugada del 22 de julio os lo entrego. Regurgito el Sol que oculta la Luna. Extiendo los brazos y os lo entrego. Como un hilo argumental, como la doble hélice del ADN, como las estrellas que forman constelaciones, como un agujero negro. Hoy os lo entrego.Camino con mis viejas botas de piel vuelta y las vacas muertas mugen mi nombre. Camino con mis viejas botas de piel vuelta y los potros de ojos cerrados relinchan en mi honor.

   Hoy soy consciente, hoy tengo paciencia, hoy quiero continuar lentamente mi viaje. Charlie Cooper me susurra al oído. Botes de pepsi crean órbitas. Hoy quiero que comience a acabarse el verano. Llueven hojas de periódico. El cuerpo de Megan Fox está formado por átomos. Hoy que no sé nada, sin ocupación, sin destino, sin dinero quiero que todo siga girando. Otro tiempo, otras pieles, otras personas. Hoy soy yo y mi pasado y mi futuro y mi tristeza. Sin respuestas. Sin preguntas. El horrible sabor de la Mirtazapina Flas de Stada no es nada. Los átomos de la paroxetina reverberan en mi mente. Los átomos que forman mi cuerpo imperfecto fluyen en la Vía Láctea. Los pollos despedazados cantan canciones de Radiohead en el microondas. Los lenguados buscan en las estanterías cremas hidratantes.  Galletas de avena forman constelaciones. Camino con mis viejas botas de piel vuelta y los perros abandonados caminan a mi lado.

  Y regurgito el Sol que oculta la Luna. Y me froto los ojos. Y extiendo los brazos y mi galaxia es el Universo y os entrego el eclipse más largo del siglo XXI.

miércoles, 24 de junio de 2009

San Juan Ethylparaben (martes 23 de junio, madrugada del miércoles)

   Es hoy. Anuncios de implantes de pelo. Un serum de Clinique. El verano. Como una columna de Elvira Lindo. Mi perro camina lentamente hasta la Subdelegación de Gobierno con la lengua hasta el suelo. Aloe Barbadensis. Anuncios de peluquerías caninas. Aunque algo más joven. Un fluido hidratante para pieles grasas. Con más control de sus esfínteres. Decenas de fotocopias compulsadas. Igual de sabio. El verano parece estar aquí. Futbolistas musculosos, macarras y millonarios que no pagan impuestos. Unas plazas de profesor en secciones bilingües en Europa del Este y China. El deseo. La noche de San Juan. Hace un año. Dos. Tres años. Cuando con 18 años dejé que una mujer metiera las manos en los bolsillos de mi jersey. Una canción triste sugerida, regalada, encontrada hace meses en una película triste en Hong Kong. Alcohol Denat. Sin Aqua. Sin viento, sin fuego, sin tierra. Serenoa Serrulata (Saw Palmetto) fruit extract. Sin la luna. Desafortunadamente la producción de toda la línea de productos capilares de Clinique ha sido detenida y todas sus existencias agotadas. Un atentado terrorista. Sin estrellas. Betaine. Toda la cafeína del mundo. Mi fertilidad estéril. El Mundo Today. Methylparaben. Toda la paroxetina del mundo. Muestras gratuitas de 7 ml de Shiseido. Toda la mirtazapina, todo el minoxidil, todo el idalprem del mundo. Su débil dulzor bajo la lengua. Y todo el pasado. Creatine. Es hoy. Galletas de avena. El verano. El verano parece estar ya aquí. Es la noche de San Juan. Desde la ventana. Cerezas. Sin agua, sin viento, sin fuego, sin tierra. Menthol.Dormido. Rosmarinus Officinalis (Rosemary) leaf extract. Encapsulado. Centella Asiatica (Hydrocotyl) extract. Imaginado. Acetyl Clucosamine. Deseado. Polysorbate 60. Deseando. Parfum. Artificial. Propylparaben. A la Espera. San Juan Ethylparaben.



(Foto obtenida de http://arteixou.blogspot.com/)

miércoles, 10 de junio de 2009

La Luna, L’oréal, el verano y Richard Nixon (miércoles 10 de junio, madrugada del jueves)

nixon

                                       The world on your shoulders
                                       The love of your mother
                                       The fear of the future
                                       The best years behind you

  

   La tierra parece estar de mi parte, y el verano que nunca terminó parece no querer comenzar nunca.

  

   Hace tres días la luna lucía naranja en el cielo, después se ocultó tras las nubes. Hace dos años la luna naranja se ocultó tras las nubes.

                                        

                                         The world is getting older
                                        The times they fall behind you
                                        The need it still grows stronger
                                        The best years never found you

 

   Mi psicoanalista dice que cuando se consigue la transferencia la persona se conecta con el yo, con el “self”. Se interioriza así mismo. Es él más allá de los objetos.

  

   Los suplementos dominicales reproducen, uno tras otro, reportajes sobre el centenario de L’oréal. Es imposible no comprar antes o después un producto de L’oréal. Están en todas las perfumerías, todos los supermercados, todas las farmacias. Los mismos productos con nombres y envases distintos. Productos que nacieron de un tinte de pelo. Productos que se experimentan en los ojos de los conejos

 

                    The love of RichardNixon, death without assasination
                    The love of Richard Nixon, yeah they all betrayed you
                    The love of Richard Nixon, death without assasination
                                       Yeah they all betrayed you
                                       Yeah and your country too

                    Love build around sandy beaches
                    Lover rains down like Vietnam’s leeches
                   Richard the third in the White House
                   Cowering behind divided curtains

        

   Entro en una tienda Marionnaud, en Bodybell, en Sephora. Hay decenas de productos. Los mismos productos con nombres y envases distintos. Protectores solares para el verano. Productos L’oréal con diferentes envases y nombres. Productos que nacieron hace un siglo de un tinte de pelo.

 

   Y sin embargo, hace años caminaba entre estanterías pensando en formas, texturas y pieles. Hace años pensaba en el futuro, hace años pensaba en el verano.

 

                                       The world is getting older
                                       The times they fall behind you
                                       The need it still grows stronger
                                       The best years never found you

   Ahora camino entre las estanterías distante y extraño, observo desde una incómoda lejanía la versión que hace el photoshop de la belleza.

 

                    Ah, the love of richard nixon, death without assasination
                    The love of Richard Nixon, yeah they all betrayed you
                   The love of Richard Nixon, death without assasination
                                       Yeah they all betrayed you
                                       Yeah and your country too
  

 

   Una persona me envía el vídeo de la melancólica canción de una atractiva cantante norteamericana que tenía un pequeño papel en My Blueberry Nights. Una atractiva cantante que vendió su imagen a Chanel y Levi’s.

 

   En la oficina de empleo una funcionaria despistada me indica que si hubiera consumido mi paro después de 2007 o cotizado un mínimo de 3 meses entre 2007 y 2008 en España en vez de en Estados Unidos tendría derecho a una ayuda.

 

   Regreso del psicoanalista con los auriculares del ipod en mis oídos. Compro galletas de avena y cerezas. Recibo el vídeo de una atractiva cantante norteamericana que tenía un pequeño papel en My Blueberry Nights. Argos me espera ladrando a la puerta de la oficina de empleo. Camino entre estanterías repletas de cremas hidratantes, de protectores solares. La derecha y la extrema derecha vencen en Europa.

 

                    The love of Richard Nixon, death without assasination
                   The love of Richard Nixon, yeah they all betrayed you 
                   People forget China and your war on cancer
                                       Yeah they all betrayed you
                                       Yeah and your country too

 

   Y no sé por qué, pero en esta noche de conejos insomnes, en esta noche en la que la luna se oculta tras las nubes, desde hace tres días, esta mañana, en este verano que nunca terminó y parece no querer comenzar nunca, no puedo evitar sentirme estúpida, contradictoria, dolorosamente identificado con Richard Nixon.

 

                    In all the decisions I have made in my public life,
                    I have always tried to do what was best for the nation.
                                       I have never been a quitter.


sábado, 6 de junio de 2009

Breve discurso (sobre la UE) con perro ( sábado 6 de junio)


  
   Argos gime, ladra suavemente, contrae sus músculos y mueve las patas y la cabeza mientras duerme hecho un ovillo sobre la alfombra.
 
   Yo, dejo de leer el periódico y lo observo desde la cama. Lo acaricio sin que se de cuenta.
 
   Qué puede soñar un perro, quién estará en sus sueños.
 
 
    Seguramente los sueños de un perro no serán tan distintos a los de un ser humano.
 
   Desde la ventana de mi habitación veo llover sobre la ciudad. Las copas de los árboles, los tejados de los edificios, la torre de la catedral en la distancia.
 
   En otro tiempo, hace años, hoy sería un día diferente. Habría vivido con más interés y pasión la campaña electoral. Habría debatido, ido a algunos mítines. Habría intentado convencer a algunas personas de la importancia del voto y a mi padre para que no votara.
 
   Hoy es hoy, y es también un día diferente. He seguido la campaña por internet y los periódicos, pero no he sentido pasión, no he ido a mítines, no he debatido.
 
   La campaña, los partidos, sus personas, tampoco lo han facilitado, o me lo han hecho todo más fácil.
 
   Y sin embargo, ahora que dudo aún más de todo, ahora que mi mente está un poco más confusa, sin empleo, sin dinero, desconectado de las cosas y las personas, ahora que mis sueños se parecen, seguramente, a los sueños de mi perro, sigo pensando, intento seguir pensado que algunas cosas tienen sentido, que hay personas y personas, que algunas personas merecen la pena, que algunas ideas pueden cambiar las cosas.
 
   Y aunque el mundo es caótico, complejo e imperfecto, los seres humanos humanos seres humanos, la verdad ambigua y escasa…
 
   Y aunque veo cobardía disfrazada de prudencia en la gestión de la economía, cierta inercia ante el futuro… Ahora, cuando los hechos se empeñan en gritar lo absurdo del sistema, cuando resultaría más sencillo explicar algunos conceptos (la importancia del Estado, la falsedad del capitalismo), cuando ya no hay espacio para más pisos, más coches, más productos… ´
 
   Sí, ahora, pese a todo ello, por todo ello, sigo creyendo, sigo intentando creer en la izquierda…
 
   Mañana no iré a votar. Lo hice ya, hace una semana, por correo. Mi estancia caótica en Barcelona cambio también mi empadronamiento. Aunque en unas elecciones europeas eso no importa.
 
   Y hoy, este sábado 6 de junio, este día que es este día, tan diferente, escribo esta entrada. Intentando creer, intentando tener esperanza. Defendiendo un modelo lejano pero posible de sociedad, de mundo,de Unión Europea.
 
   Mientras veo llover sobre la ciudad desde la ventana. Las copas de los árboles, los tejados de los edificios, nubes blancas y grises, un arcoíris, la torre de la catedral en la distancia.
 
   Intento soñar, humildemente, como sueña mi perro.

viernes, 5 de junio de 2009

Precuelas, versiones y secuelas de un día gris (jueves 5 de junio, madrugada del viernes)

   Hoy ha hecho un nublado, húmedo y caluroso día de bochorno en Valladolid.

   El inspector del Distrito 5 de la policía municipal se disculpa por el calor y porque no haya aire acondicionado en su despacho. El inspector del distrito 5  es un hombre bajito y formal, que me escucha educadamente y me remite al día del juicio y la decisión del juez, antes de acompañarme personalmente hasta la calle. Posiblemente, y aunque no me solucione nada, sea buena persona. Por unos instantes pienso en qué hacer.

   El cielo gris roza las ramas de los árboles que llegan hasta el suelo verde sobre el que destacan la lengua rosa de Argos,  sus viejos y desgatados dientes amarillentos, su pelo blanco y negro.

   El cielo gris se proyecta sobre el tanatorio y sobre la gente que habla a la entrada y sobre mí mismo mientras voy en bicicleta a los cines UGC de Zaratán. Por el arcén camina el mismo perro abandonado, marrón y negro, de la semana pasada. Por unos instantes me quedo mirándolo, pienso en qué hacer, dudo en detenerme y sigo pedaleando en dirección a los cines UGC de Zaratán.

   Supongo que siguen siendo grises las nubes que me observan mientras compro un bono de 5 entradas que pretendo que me rinda el doble.

   Veo una precuela de una saga galáctica a la que nunca he encontrado sentido y que era absurda y naif y un tanto ridícula hace ya décadas. En las sala hay tres hombres solitarios. Somos cuatro. Antes, un tráiler de la secuela de una película basada en unos robots de juguete.

    Cuando acaba voy al servicio, compro palomitas y agua y entro despreocupadamente en la sala donde proyectarán lo que parece una relamida biografía de la reina Victoria. Estoy solo en la sala. Diez minutos después de la supuesta hora del comienzo las luces en la sala siguen encendidas y la música no se detiene en sus altavoces. Pienso que en el programa informático no figurará ninguna entrada vendida y que es posible que no la proyecten e incluso que alguien se sorprenda de verme allí sentado. Salgo de la misma manera despreocupada que entré y me meto en una sala donde proyectan la versión norteamericana de una película coreana de terror. En la enorme sala hay tres parejas que no dejarán de hablar durante toda la película. A la salida habrán colgado unos carteles de una precuela de una saga sobre humanos y robots.

   Regreso a casa en una nublada, húmeda y calurosa noche de bochorno.

   Supongo que todos los policías municipales y todos los jueces y todos los perros abandonados y todos los muertos en los tanatorios y todos los productores de precuelas y todas las parejas que hablan y todos los directores de versiones y todos los internautas que navegan y preguntan y todas los hombres solitarios y  todos los guionistas de secuelas dormirán también bajo un cielo gris.