Me levanto a las nueve de la cama. A las 11 tenemos reunión con el funcionario del consulado. Sé que llegaré tarde. No me importa.
Me ducho, me afeito y me arreglo tranquilamente. Desayuno un vaso de zumo. Saldo de casa. Mientras camino encuentro la biblioteca pública de Wicker Park. Entro. Consulto un poco internet. Pregunto a una de las bibliotecarias cómo llegar al Thompson Center. Me compro un muffin de chocolate. Después de preguntar a varias personas, encuentro fácilmente la para de metro que me había indicado la bibliotecaria. Bajo unas escalera para comprar el billete. Subo unas escaleras para coger el metro elevado. En mi vagón viaja un padre con una adolescente preciosa.
El Loop parece de un gris marmóreo bajo un cielo nublado. Supero la gincana que han preparado en el consulado para encontrar el edificio (cruza al edificio de enfrente, vete al edificio de la esquina…) Cuando entro por fin en el edificio debido me recibe un agradable guardia de seguridad. El edificio parece sacado de un cómic norteamericano. Llego una hora tarde.
Como suponía no me he perdido nada. El papeleo de siempre. Las preguntas de siempre. Las respuestas de siempre. Compruebo también como ya suponía que Waukegan, nuestro distrito, es el más deprimido, el más desorganizado, el que menos paga. Un compañero catalán algo mayor que yo al que conocí en Madrid se queja porque en su distrito son todos pijos rubitos y “sólo” le pagarán 49000$ brutos al año. Creo que en Waukegan pagan como 35000$
Después, comemos juntos en la planta baja de unos grandes almacenes de un rascacielos. Visitamos el parque junto al Loop donde hay una escultura gigante con forma de gota de mercurio. Un gran bloque de granito en el que proyectan rostros de personas mientras mana agua de su superficie. Como a los niños que corrían bajo la fuente, la lluvia de este sábado también nos dispersa. Cada pequeño grupo vuelve a su distrito.
Cojo el metro para volver a mi apartamento. Me detengo a medio camino. Camino bajo la lluvia. Compro un adaptador para poder cargar la batería del móvil español, la batería de la cámara de fotos. En un supermercado compro ocho actimeles de fresa, plátanos, detergente (el viernes por error había comprado suavizante). Ya en Wicker Park veo cenando y bebiendo casi a las mismas personas. Vuelvo a pensar en el verano que es. El que pudo ser. El que no fue. En lo que seguramente nunca estuvo.
Más tarde caminaré de nuevo de noche por los polígonos circundantes. Comprobaré que como mínimo me cobrarán 200$ por repararme el portátil tardando un mes. Me volveré a perder. Volveré a pasar por la zona de copas. Volveré a ver casi a las mismas personas. Volveré a pensar en el verano que es. En el que pudo ser. En el que no fue. En lo que nunca estuvo. Después de sentir que se me hará grande nuevo, me iré de nuevo a la cama.
jueves, 30 de agosto de 2007
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