Estoy en un autobús de Alsa volviendo a Barcelona. Han sido unos días extraños. He visto a algun@s amig@s. No he visto a tod@s los amig@s que quería ver.
Es agradable notar que se acuerdan, que se han acordado de ti, que consideren que formaste, en mayor o menos medida, de mejor o peor manera, parte de algo.
Estoy en la fiesta/aniversario de mi antigua asociación universitaria, Alternativa Universitaria. Se celebra en el típico bar/lugar alternativo/progresista/medioanarquista. Hay bastante gente. Se supone que tendré que hablar, junto a otras personas ya no tan jóvenes, de una parte de su historia, mi historia, ya pasadas. El ambiente, entre gente muy joven, conciertos y cervezas, no parece el más indicado, pero tampoco es lo más importante. Dentro de diez días hay elecciones al claustro y es positivo crear ambiente, más que los discursos de nosotros, los ya “viejunos”. Por supuesto los discursos no son lo que deberían, pero hay buen ambiente, y no es lo más importante.
Es agradable, pese a mi estúpida situación/actitud mental ver que aún hay cierta empatía con ciertas personas, recordar detalles del pasado (manifestaciones, encierros, elecciones, claustros, debates, noches de copas, asambleas…), la que fue una gran parte de mi educación social y mi formación ideológica… No tanto en lo sentimental. Pero sí en cuanto a conocer gente, aprender a relacionarte con ella, conocer estamentos y entidades, defender ideas, cometer errores, no sé si aprender… No tanto en lo sentimental… Aunque todo está relacionado.
Como lo está todo también de manera absurda en mi cabeza. Y no puedo evitar momentos de tristeza viendo edificios, lugares donde me he tomado copas, personas con las que estuve cuando estaba, tardes, noches, amaneceres, mañanas…. La novia de un compañero parece que lee este blog se muestra muy efusiva y cariñosa y se alegra de que esté, pese a todo, mejor en Barcelona….
No puedo evitar estar un tanto nervioso o dar excesiva tranquilidad a mi familia (a mi madre), en la despedida… Supongo que, pese a sus esfuerzos, nuestras madres no nos dan siempre la tranquilidad deseada. Supongo que debería esforzarme yo en dársela…
Barcelona se desespereza a mi llegada…
martes, 13 de mayo de 2008
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