Estuve año y medio de subidas y bajadas en una montaña rusa. Intentando que funcionara lo que la conductora del carrusel se empeñaba en frenar, atascar, que no funcionara. Esperando encontrar lo que había leído en el folleto publicitario. Esperando llegar adonde, evidentemente, no llegaba esa montaña...
Ahora, hoy, llevo cuatro meses intentando librarme de su presencia, intentando olvidar o superar los instantes de felicidad, intentando dejar de relativizar los más largos momentos de tristeza y frustración, intentando dejar de pensar en lo que pudo ser y no fue, no ha sido, intentando dejar de ver el destino que tal vez sólo uno quería, para el que sólo uno estaba preparado.
Es hora ya de que todo cambie. De empezar a cambiar. Lentamente, con inteligencia, poco a poco, pero hay que cambiar la dirección, tomar de nuevo las riendas de mi destino, hacer que la serotonina vuelva a la mente y el cuerpo del falso, absurdo macho dominante que soy.
Tengo que volver a sentir, sí, con treinta años, tal vez "naïve" como un niño mayor, tengo que volver a desear lo que siempre he sentido que debo buscar, lo que siempre he deseado:
Recorrer el mundo con esa persona (creo que mujer) que sea libre, valiente, desee y tenga fuerzas e inteligencia para hacerlo conmigo...
Buscar aquella tarea, misión, que sea mi destino. Ayudar a la otra persona a que la busque. Ser ayudado.
No importarme si tengo que esperarla, detenerme con ella, vivir de su sueldo o en su casa. No importarle si tiene que esperarse, detetenerse conmigo, vivir de mi sueldo o en mi casa. Nuestro sueldo. Nuestra casa.
Saber que todo es complicado. Que el mundo es muy complejo. Pero hacerlo un poco más fácil. Porque lo deseamos. Porque nos deseamos.
Hacer el amor, follar, sí, follar, sin prisas, sin escrúpulos, sin miedos, sin comparaciones, pidiendo sólo lo que damos, pidiéndolo y dándolo todo.
Creer aún un poco en la izquierda, trabajar un poco para que todo pueda ser un poco distinto, un poco mejor.
No tener más miedos que los necesarios. No tener miedos. Ayudar a no tener miedo. Ser ayudado.
Ser más paciente, más flexible, menos intolerante, saber actúar con la cabeza más fría.
Hacer caso a mi polla, mi corazón, mi polla, mi cerebro.
Mientras, encontrarme a mí mismo, no necesitar para ser mínimamente feliz a la persona equivocada, no lamentar que sea la persona equivocada, no ver en todas partes y añorar a la persona eqivocada.
Hoy, mañana, caminar por las calles de Chicago, conducir por las carreteras de Illinois pensando que puede ser, que ese destino, imperfecto pero cercano, puede estar ahí mismo esperándome.
Ser feliz. Conocer. Ser paciente.
lunes, 8 de octubre de 2007
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1 comentario:
Qué jodido es bajarse de la montaña rusa...qué jodido es encontrar el camino cuando sientes que estás perdido en la nada más absoluta...qué jodido es sentir que has perdido el tiempo de la manera más absurda...y lo más jodido de todo es pensar que nunca vas a encontrar de nuevo el sentido a todo esto...
Pero lo encontrarás...sin prisa...creyendo en ti mismo, en tu polla, en tu corazón, confiando...y , sobre todo, aprendiendo que eres más fuerte de lo que nunca imaginaste...y que te convertirás en la persona que deseas ser...cuando sepas lo que quieres ser...
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